«Toda la evolución histórica de San Romualdo se condensa en su foso»

17 enero, 2017

por Alejandro Díaz Pinto

Juan Jesús Cantillo, que en su momento dirigiera las campañas de excavación del Castillo de San Romualdo e integra el equipo para la investigación de ‘Campo de Hockey’, acaba de ver publicado el libro Las sociedades prehistóricas y la Arqueología de Conil en el contexto de la Banda Atlántica de Cádiz. Un trabajo que coordina junto a José Ramos Muñoz y el isleño Eduardo Vijande.

Cantillo es uno de los arqueólogos con más bagaje de la zona. Doctor en Prehistoria, compatibiliza el rol de arqueólogo municipal en Vejer, su localidad natal, con una dilatada trayectoria académica que le ha llevado a operar en numerosos yacimientos de otros municipios. Se declara defensor de «socializar esta ciencia porque siempre trabajamos con dinero público» y por ello se ha mostrado dispuesto a atendernos desde el principio.

En el Castillo de San Romualdo

Fue en el año 2008 cuando Cantillo dirigió una campaña de arqueología de gestión en exteriores sobre las conclusiones que cinco años antes habían deparado en el hallazgo de las dos superficies que limitan el foso de la fortificación -escarpa y contraescarpa-. Se trataba, concretamente, de un proyecto de adecuación para rebajar todos los estratos de tierra hasta llegar a la ‘liza’ o nivel de ocupación original. «El foso no se excavó, pero hicimos un rebaje de unos 15 cm en los flancos sur, norte y oeste para documentarlo en todo su esplendor», recuerda.

Durante aquel trabajo se hicieron nuevas averiguaciones. Por ejemplo, el hecho de que «en el siglo XVIII, el foso ya estaba cegado», o que éste «se comenzó a rellenar a partir del siglo XV, pues localizamos una capa de materiales de esta época». Asimismo declara que el borde estaba muy alterado porque antes de llenarse había sido aprovechado como cantera. «Había huecos con forma de sillar». En el flanco norte, por ejemplo, «localizamos un osario que relacioné con el ‘cementerio de los pobres'», explica. Una teoría no exenta de lógica si se tiene en cuenta que hasta el siglo XVIII los camposantos se situaban junto a las iglesias -para quienes apenas tenían recursos- o dentro de ellas si se disponía de un nivel adquisitivo importante.

Cantillo también fue el encargado de documentar el enlucido original de cal y arena en la base de la Torre del Homenaje. Es el que más tarde se aplicaría a toda la fortaleza y no exento de polémica entre la población. Pese a las numerosas transformaciones que el edificio ha sufrido a lo largo de su historia, «esta mezcla no varió hasta la aparición del cemento en el siglo XIX, de ahí que luzca homogénea por toda la superficie de una fortificación cuya piedra nunca estuvo desnuda». En cuanto a los desprendimientos que tantos titulares han protagonizado estos días, advierte que «en la Baja Edad Media ya se emitieron decretos reales que ya advertían de la necesidad de un mantenimiento constante en este sentido». Del mismo modo indica que «las distintas tonalidades responden a las canteras de donde se extrajo el material para la elaboración del mortero» y «aunque visualmente pueda parecer confuso, esta medida es un acierto. Solo necesita ser explicada y contextualizada».

La única cuenta pendiente es «excavar el foso en su totalidad, ya que en él converge toda la evolución histórica del Castillo de San Romualdo». Un proyecto que, espera, lleven a cabo futuras generaciones de arqueólogos.

La nueva publicación sobre Arqueología de Conil, por Ediciones Pinsapar.

La nueva publicación sobre Arqueología de Conil, por Ediciones Pinsapar.

En ‘Campo de Hockey’

Largo y tendido se ha hablado en este portal de uno de los yacimientos neolíticos más importantes del sur peninsular, y del heterogéneo grupo de profesionales de distintas universidades que bajo la dirección del Dr. Eduardo Vijande, se encargan de su investigación desde 2006. Juan Jesús Cantillo es uno de ellos. Se centra, en concreto, en el estudio de la ‘malacofauna’ o ‘arqueomalacología’, es decir, todo lo relativo al aprovechamiento de recursos marinos que en el caso de este poblado seismilenario gozaron de especial protagonismo. Prueba de ello es su consumo, funciones ornamentales o la creación de herramientas a partir de los mismos. «De las conchas de almeja, por ejemplo, extraían fibras que han dejado micro-huellas. Y éste es de los primeros sitios del mundo donde se han estudiado».

La realidad es que «pocos yacimientos de la época existen con tal cantidad de moluscos consumidos». Sobre la parte frontal del cráneo de algunos individuos había depositada una cañaílla, lo que «podría hablar de la personalidad del difunto o su vinculación con el mar». Curiosa es también la técnica con la que se consumían los ‘burgaíllos’: «rompían la punta o ápice y soplaban para extraer el animal». Los ajuares, también elementales, gozaron de una publicación en una prestigiosa revista Comptes Rendus Palevol de la Academia de las Ciencias de Francia. De ellos destaca un colgante con seis porcelanas -conchas marinas- doblemente horadadas y rematadas por un canto de playa. Apareció sobre un cuello infantil.

Un currículum inabarcable

No es casualidad la captación de Cantillo para el estudio de esta faceta. Su tesis -realizada entre 2008 y 2012- se centró en el Análisis arqueomalacológicos del Abrigo y Cueva de Benzú (Ceuta). El aprovechamiento de los recursos acuáticos por sociedades prehistóricas en la región histórica del Estrecho de Gibraltar. Pero no solo abordó las particularidades de este yacimiento, sino como debe hacerse; estableciendo paralelismos con muchos otros del norte de Marruecos y del sur de la Península Ibérica.

Completa su línea académica con intervenciones en Ardales (Málaga) como parte de un proyecto conjunto de la Universidad de Cádiz y el Neanderthal Museum o Baelo Claudia (Bolonia). Ha sido docente en el Máster de Patrimonio Histórico-Arqueológico ofertado por la UCA y ejercerá como investigador en Carteia (San Roque) en el próximo sexenio, dentro de un Proyecto General de Investigación autorizado por la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía.

Acaba de ver publicado el libro Las sociedades prehistóricas y la Arqueología de Conil en el contexto de la Banda Atlántica de Cádiz que coordina junto a los arqueólogos Eduardo Vijande y José Ramos. Un anticipo a la carta arqueológica de esta localidad. En breve verá la luz una nueva publicación, esta vez centrada en Vejer de la Frontera y realizada junto al profesor titular de Arqueología en la Universidad de Sevilla Eduardo Ferrer. Por si fuera poco se encarga del expediente para declarar Patrimonio de la Humanidad las famosas ‘Hazas de la Suerte’; una lotería que cada cuatro años, desde hace más de cinco siglos, reparte la renta de los terrenos comunales entre vecinos de dicho municipio.

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