«Estamos estudiando y programando las visitas al Palacio de Capitanía»

15 enero, 2017

por Alejandro Díaz Pinto

El Capitán de Navío Vicente Pablo Ortells Polo, actual delegado de Cultura e Historia Naval en San Fernando y conservador de su Museo Naval, ha concedido una exhaustiva entrevista a Patrimonio La Isla acerca de su experiencia al frente de este organismo. La inclusión en el recorrido de las zonas nobles del edificio, la apertura de su biblioteca especializada o una aplicación móvil para ampliar las informaciones sobre la colección son algunos de los ambiciosos proyectos en los que el Museo Naval de San Fernando trabaja en la actualidad.

En primer lugar, quisiéramos preguntarle por su experiencia al frente del Museo Naval de San Fernando. ¿Qué significa para usted desempeñar este papel? ¿Qué es lo que destacaría de lo vivido hasta el momento?

Ser el Director del Museo Naval de San Fernando es de suma importancia para mí y a la vez lo considero un compromiso con todos aquellos que formaron parte de Armada y construyeron nuestro pasado y nuestra memoria. Son nuestros héroes, personajes de referencia en las generaciones de la Armada, porque todos tuvieron una gran repercusión mundial y son ejemplo de valores de servicio, honradez y firmeza con ellos mismos. Por eso propiciar su difusión para su conocimiento en todos los estamentos sociales y que pueda estar al alcance de todo aquel que quiera conocerlos es mi objetivo. Cierto es que es un trabajo diferente a los que llevo realizando hasta ahora, pero para mí muy significativo porque estoy viviendo la Armada desde otro punto de vista. Me siento muy orgulloso.

Quiero destacar la buena acogida que está teniendo el museo entre el público en general, las buenas críticas que recibe. El hecho de formar parte de la cultura de San Fernando me ha permitido entender que se avecinan nuevos proyectos porque hay un amplio marco cultural en la provincia de Cádiz donde el museo puede estar presente y del que formar parte gracias al Patrimonio Histórico que posee.

El traslado del Museo Naval al centro ha sido un éxito. Sin embargo, muchos esperábamos poder disfrutar de la zona noble del Palacio de Capitanía como un atractivo más del mismo. ¿Cabe la posibilidad de convertirla en espacio visitable más adelante?

Como primicia puedo decirle que sobre final de enero o principios del mes de febrero darán comienzo las visitas. Estamos estudiando y programando el recorrido del Palacio de Capitanía para incluirlo en la visita al museo. En cuanto esté terminado e incluido en la programación podrá ser visitado. Hay que destacar que esta visita se hará  siempre en compañía de un guía, no se podrá acceder al lugar en solitario.

Las colecciones no se han trasladado de una vez. Ha sido algo progresivo. Nos gustaría saber si este traslado ya ha concluido con la última adaptación y si las piezas expuestas continúan siendo las mismas, han disminuido, o si por el contrario se han incrementado en número respecto a su anterior ubicación.

Las piezas son prácticamente las mismas que el museo tenía cuando estaba en la Escuela de Suboficiales. Evidentemente el traslado ha servido como oportunidad para la reordenación de las colecciones, para un mejor conocimiento de las mismas y poder hacer una criba de lo que realmente es apropiado para la exposición permanente del museo o para su conservación en el almacén; bien por su delicado estado físico o bien porque no tiene la misma relevancia o interés que otras piezas. En la actualidad se puede contemplar un 75% de la colección que se visitaba en la Escuela de Suboficiales. Quizás se ha incrementado un 5% en los últimos dos años, pero con piezas muy significativas, por ejemplo, la cabeza original del mascarón de proa del B/E Juan Sebastián de Elcano -el primero que tuvo el buque- y que desgraciadamente estuvo desaparecida durante años. Hoy en día puede contemplarse en todo su esplendor este mascarón que representa a la diosa Minerva con los atributos de Hispania, en su talla original, perfectamente restaurada.

Además del emplazamiento, ha habido cambios respecto a la distribución/organización de los fondos enfocados a un mejor discurso expositivo. Estos cambios acercan las colecciones al concepto de Museo del siglo XXI, ¿qué es lo que más destacaría Ud. al respecto?

Lo que el Museo Naval de San Fernando ha venido haciendo a lo largo de todos estos años, desde que se planteó el traslado a una nueva sede, es un planteamiento de trabajo programático, es decir, elaborando un plan museológico bien estructurado para analizar desde todos los puntos de vista el estado de las colecciones, estudiarlas convenientemente y ver cuál sería la forma más adecuada de exposición para una mejor comprensión de la Historia Naval a través de toda esta cultura material. Era lógico que el discurso expositivo se adecuara a los parámetros de la museología actual, sobre todo si se tiene en cuenta que la exposición de origen no se ajustaba al concepto didáctico que impera hoy día. A pesar de su encanto -muy al estilo de los gabinetes de curiosidades decimonónicos- no cumplía con las expectativas reales del visitante del siglo XXI. El nuevo proyecto museográfico trata de no perder esa esencia decimonónica que se ajusta muy bien a la estética de los museos navales, pero incluyendo los avances y parámetros de la museología y museografía actual.

Un museo del siglo XXI no solo lo es en la forma, también en la vida que promueve. ¿Desarrolla el Museo Naval de San Fernando algún calendario de actividades, conferencias o programas para reinventarse al estilo ‘la pieza del mes’ como los que se organizan en otros museos? ¿Hay proyectos en esta dirección?

Por supuesto, el Museo Naval de San Fernando está formulado como un museo vivo y en continuo avance. Las actividades al estilo ‘Pieza del Mes’ son algo que viene haciendo el museo desde el año 2006 y con muy buena acogida. Ahora mismo, todo este tipo de actividades están preparándose y no hay fijado un calendario concreto. El museo contará, una vez acondicionados, con espacios apropiados para exposiciones temporales o itinerantes, además de una buena sala de conferencias donde realizar posibles congresos o jornadas en relación con la Historia Marítima y Naval, presentaciones literarias o cualquier otra cosa similar.

Cabeza original del primer mascarón de proa del B/E Juan Sebastián Elcano.

Cabeza original del primer mascarón de proa del B/E Juan Sebastián de Elcano.

Si nuestros cálculos no fallan… el museo cumple en 2017 su XXV aniversario, ¿se celebrará esta efemérides como de verdad lo merece?

Sería fantástico poder celebrar los primeros 25 años del museo, y, claro está, sería muy conveniente realizar actividades para dar difusión al aniversario, pero no puedo concretar un calendario concreto de momento. Estamos trabajando sobre ello.

¿Existen planes de colaboración con otros símbolos del patrimonio militar de la Bahía como el Real Observatorio o el Instituto Hidrográfico de la Marina?

No solo trabajamos con ellos sino que además lo hacemos con otros organismos de la Armada, como el TEAR, la misma Escuela de Suboficiales, el Panteón de Marinos Ilustres o el Arsenal de la Carraca. Con las nuevas instalaciones del museo, esta relación se potenciará en diversos programas de actividades que espero empiecen a materializarse poco a poco. Además, no solo colaboramos a nivel institucional con Armada Española, sino que a efectos académicos tenemos mucha relación con la Universidad de Cádiz o la Menéndez Pelayo a través de  posgrados de Historia y Cultura Marítima.

Nos gustaría saber más acerca del equipo encargado del Museo a efectos turísticos, didácticos, de investigación o de conservación. Por ejemplo, quiénes lo forman actualmente y su cualificación. Si existe un equipo aquí, en La Isla, o si por el contrario los profesionales encargados son los mismos que trabajan para la sede central en Madrid.

El museo se ha ido formando poco a poco a lo largo de estos 25 años, momento en el que el CF, entonces, D. Manuel Baturone Santiago, fue recopilando y dando forma a la colección. Este trabajo, como el de sus sucesores, fue una labor muy a destacar porque se hizo en solitario y con pocos recursos. Desde hace 10 años existe una dirección técnica del museo encabezada por una conservadora de museos del Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos. De forma intermitente, el museo cuenta con restauradores cualificados para el mantenimiento y adecuación de los objetos, así como documentalistas que en un momento dado contribuyeron a toda la labor de documentación e inventario de las colecciones. Sería estupendo contar con un equipo técnico mucho más amplio, pero de momento vamos sacando adelante el trabajo con un equipo pequeño. En cuanto a difusión, el museo cuenta con una guía para visitas en grupo y la estrecha colaboración de la Oficina de Turismo de San Fernando.

¿Ofrece la Fundación Museo Naval alguna posibilidad de que profesionales pertenecientes a las referidas áreas puedan optar a prácticas, becas de formación o a ejercer, de alguna manera, en el Museo? ¿Cuál sería el procedimiento?

De momento la Fundación Museo Naval no cuenta con becas para sus museos filiales, que sería nuestro caso. Posiblemente esto acabe ocurriendo, pero siempre depende de los recursos de dicha fundación. Sí aparecen becas de vez en cuando pero de momento es para las necesidades del museo matriz, que es el de Madrid. Se convocan de forma pública y cualquiera puede optar a ellas entregando la documentación requerida.

Tiene el museo un programa de conservación ‘preventiva’? ¿Realiza diagnósticos periódicos del estado de conservación de las piezas?

Es un requerimiento exigido y de vital importancia. El Programa de Conservación Preventiva en un programa en sí mismo dentro del Plan Museológico con el que cuenta el museo como instrumento de trabajo. No cabe la menor duda de que si no se conserva adecuadamente no quedará a la larga nada que estudiar ni que difundir, con lo cual es objetivo prioritario. En su momento se hizo un análisis y evaluación de toda la colección de cara al traslado. Se acometieron planes de urgencia para la restauración y mantenimiento de objetos que estaban en avanzado estado de deterioro, como fueron los textiles tipo banderas, o el mismo mascarón de proa del Juan Sebastián de Elcano. Hoy día, la conservadora del museo se encarga de que los almacenes estén en buenas condiciones, bien ordenados y bajo condiciones ambientales apropiadas en función del tipo de materiales. En cuanto a la exposición permanente, contamos con la ventaja de tener medios tecnológicos que permiten hacer un diagnóstico semanal, mensual y anual, tanto del medio como del interior de las vitrinas.

¿Está o estará el archivo y la biblioteca del Museo al servicio de los investigadores?

El Museo Naval de San Fernando no cuenta con un archivo histórico, pero sí con una excelente biblioteca que a lo largo de los años se ha ido conformando como biblioteca especializada. En estos momentos, dicha biblioteca se está  organizando y adecuando para que, próximamente, sea uno más de los servicios abiertos al público con los que cuenta el museo de cara a investigadores, gente que prepara oposiciones, estudiantes que realizan su tesis, etc.

Una de las piezas más valiosas es sin duda el mascarón de proa original del Buque Juan Sebastián de Elcano. Sin embargo, hay dos: un busto -dentro de una vitrina de cristal- y otro, completo, que pende de la pared. Este último no tiene leyenda. ¿Son dos mascarones diferentes? ¿Uno es molde o maqueta del otro?. Sabemos, consultando diversas fuentes, que este buque tuvo dos mascarones antes que el actual, pero que estos están -o han estado- expuestos en Madrid, por lo que le agradeceríamos nos aclarase este punto.

Anteriormente mencionaba la importancia del mascarón de proa del B/E Juan Sebastián de Elcano; el primero de los tres que ha tenido el buque. Como decía, es una de las piezas más importantes del museo. Además de lo imponente de su talla, de una calidad escultórica de primera categoría, por su propia historia envuelta en cierto halo de misterio. La representación de la figura femenina evoca diferentes opiniones. No tenemos documentos específicos que demuestren que es la diosa Minerva, pero el estudio hecho sobre la escultura indica que iba a ser el nombre con el que se bautizaría el buque en origen, ya que precedía a otro motovelero con dicha denominación. Pero no presenta ningún atributo de la diosa romana de la sabiduría, las artes y la guerra, que como se sabe estaba tocada con un casco guerrero y portaba lanza y escudo. Aparece con todos los atributos de la alegoría romana de la provincia de Hispania, como es la corona mural. y vestida con el peplo clásico, tal y como se aprecia en la numismática romana. El tema fue estudiado por el investigador naval Manuel Díaz Ordónez en 2008, llegando a conclusiones un poco ambiguas, pero que responden a la idea de que, iniciada ya la talla escultórica cuando se produjo el cambio de denominación del buque, el escultor decidió realizar una figura que representara tanto a la patrona de las ciencias, Minerva, como al Estado Español en su alegoría romana.

En cuanto a la cabeza, eso es otra historia. El mascarón se desmontó del barco en los años cuarenta del siglo pasado y alguien, se desconoce quién, seccionó la cabeza. Esta afortunadamente reapareció hace unos años y es la que se expone dentro de la vitrina. La cabeza que lleva el mascarón en la actualidad es una talla realizada en los ochenta por un marinero de reemplazo en el antiguo Cuartel de Instrucción de Marinería, donde estuvo el mascarón muchos años hasta su ingreso en el museo.

Colección de exvotos y piezas religiosas procedentes de San Francisco en la antigua capilla de Capitanía.

Colección de exvotos y piezas religiosas en la antigua capilla de Capitanía.

La colocación de las imágenes religiosas en lo que parece ser la antigua capilla de Capitanía ha sido todo un acierto, sin embargo, se echa de menos su restauración y contextualización. Según investigaciones del historiador Fernando Mósig, estas imágenes provienen de la Iglesia de San Francisco, pero ¿dispone el Museo de documentación que lo corrobore o desmienta?

La capilla o sala religiosa es uno de los espacios respecto al que nos queda más trabajo pendiente. Efectivamente pertenecieron a la iglesia de San Francisco y fueron recogidas por el CN Baturone, primer director del museo, para formar parte de los fondos al conformarse el Museo Naval en 1992. Requieren una intervención urgente y el proyecto está presentado y a la espera de conseguir la financiación. Cabe destacar los exvotos marineros y la importancia de patronos y patronas como San Telmo, la Virgen del Rosario y la Virgen del Carmen, actual patrona de la Armada Española.

De igual modo nos gustaría saber qué pruebas documentales apoyan la teoría de que el busto de la Virgen del Rosario fuese el que estuvo en Lepanto. Se ha escrito mucho al respecto, pero el artículo que publicó José Carlos Fernández en la Revista General de Marina, donde se cuestionaba esto mismo, parece bastante justificado y argumentado.

Parece, pero no es así. A este respecto me gustaría comentar que la investigación sobre la pieza está abierta en la actualidad. Hay muchas cosas que contrastar. Lo que sí es cierto es que existe un documento del año 1853, el cual estaba alojado en el interior del cuello de la imagen, en el que se afirma que es la imagen de la Virgen del Rosario que llevaba Juan de Austria en la Batalla de Lepanto. Como es lógico, todo esto hay que corroborarlo con otro tipo de documentación, y en eso estamos trabajando. Pero no solo con documentos, sino con argumentos propios de la Historia del Arte, como es la iconografía mariana del siglo XVI o las técnicas artísticas propias de la época, y por supuesto, los pertinentes análisis químicos que se le están realizando a la talla para datarla correctamente. Todo esto ya se le contestó al señor Fernández hace unos meses. En cuanto a su artículo, está basado en textos de D. Cesáreo Fernández Duro, que son opiniones personales y no documentos históricos. Desde el Museo Naval de San Fernando, en ningún momento se afirma que sea la Virgen del Rosario de Lepanto, pero sí se atribuye por el documento encontrado que así lo dice. Hasta que no tengamos documentos históricos fiables ni afirmamos ni desmentimos, sino que seguimos trabajando en ello. Lo que me resulta poco probable en la teoría del señor Fernández es que sea una imagen de Santa Ana, cuya iconografía, muy conocida por ser la madre de la Virgen María, es siempre una señora muy mayor que nada tiene que ver con la niña que representa la talla que conservamos en el museo.

El traslado ha sido muy sonado a efectos turísticos. ¿Se ha traducido esto en un incremento del número de visitas?

En solo seis meses de apertura llevamos casi el doble de visitantes que hacíamos en un año. Estamos muy contentos con la acogida por parte del público, esto nos anima a seguir con nuestros proyectos de difusión y divulgación. Tenemos mucho interés en ampliar el horario de apertura al público.

Nos ha llamado la atención que, siendo hasta hace poco el Museo Naval un lugar donde no se podían tomar fotos, ahora sí. ¿A qué se debe este cambio?

Son políticas internas, en función de lo que marque el Museo Naval de Madrid. Siempre se atiende a razones de conservación, por eso se pueden tomar fotografías pero sin flash.

¿Qué piezas o zonas del Museo suelen atraer más la atención de los visitantes ¿Qué es lo que ningún visitante debería perderse aunque vaya con mucha, mucha prisa?

Habría que pregúntaselo a los visitantes, pero el museo en sí mismo es una atracción para todo el que viene a visitarlo. Se van muy contentos e impresionados. El público pregunta y muestra interés por todo. Un museo tan ecléctico como este, con tanto desarrollo temático e histórico atiende a muchos gustos e intereses. No cabe la menor duda de que los modelos navales son siempre muy atractivos, o las salas históricas de los siglos XVIII y XIX, pero es sorprendente ver cómo muchos visitantes disfrutan con salas monográficas como la de Artillería Naval o la misma capilla. Tenemos un recorrido con guía para que el visitante no se pierda ninguna de las piezas del museo. El mascarón es una de nuestras piezas estrella junto con la imponente bandera de combate del crucero acorazado Carlos V, de sesenta metros cuadrados; algo insólito en este tipo de banderas. Pero hay otras piezas muy destacadas como es la ya comentada talla de la Virgen del Rosario, la maqueta del proyecto para la Nueva Población Militar de San Carlos -interesantísima de observar-, manuscritos originales de la Guerra de la Independencia, la carta de D. Juan de Borbón cuando estuvo como aspirante de marina en la Escuela Naval de San Fernando o la sala de Sanidad Naval con instrumentos de laboratorio de los primeros años del siglo XX que llegaron del Hospital de San Carlos. Y no quisiera olvidarme de la colección de instrumentos náuticos y cartografía original de los siglos XVIII y XIX, aunque más pequeña que la colección del Museo Naval de Madrid. Por último, a un visitante que no tenga demasiado tiempo le recomendaría que se diera un paseo y se deleite con los objetos, aunque no se detenga a leer con detenimiento. Dentro de poco tendremos una especie de aplicación a la que el visitante podrá acceder desde el museo a su teléfono móvil y así escuchar los contenidos del.

Sala dedicada a la arqueología subacuática con restos de diferentes épocas.

Sala dedicada a la arqueología subacuática con restos de diferentes épocas.

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