Toda la esencia del Cádiz del XVIII en el tesoro artístico de San Antonio

5 abril, 2017

por Alejandro Díaz Pinto

El 250 Aniversario de la genovesa Virgen de las Lágrimas es el punto de partida para una exposición en Cajasol sobre este templo gaditano que cuenta con asesoramiento del historiador Lorenzo Alonso de la Sierra. La misma permanecerá visitable hasta el próximo 6 de mayo.

Más allá de su función evangelizadora, la provincia de Cádiz guarda grandes tesoros en sus templos e iglesias que ahora, en Cuaresma, brillan como nunca. Muchos pasan desapercibidos a la espera de alguna conmemoración que los rescate de su letargo y permitan a los ciudadanos admirarlos en todo su esplendor. Es precisamente lo que ha ocurrido con la muestra La Iglesia de San Antonio en el Siglo XVIII. Arte y Devoción organizada por la Fundación Cajasol con asesoramiento del Dr. en Historia del Arte Lorenzo Alonso de la Sierra.

Alonso de la Sierra es uno de los profesionales con más conocimientos del sector. Centró su tesis en los retablos gaditanos durante la Edad Moderna, cuando esta zona era uno de los centros neurálgicos sociales y culturales a nivel mundial dada su condición de puerta hacia las Américas. Cuenta con una larga lista de publicaciones centradas en imágenes religiosas de bulto, relieves, en las capillas que las cobijan y los autores que las tallaron, así como los encargados de su policromía y/o estofado. Localizando documentos con nombre y apellido o basándose en similitudes morfoestilísticas para poder relacionar cada obra con los principales focos de producción en la época -italiano, sevillano, granadino, etc.-, Lorenzo ha contribuido a contextualizar gran parte del patrimonio sacro gaditano y no solo eso, sino también a su necesaria divulgación.

Tal compromiso se traduce en iniciativas como la inaugurada este miércoles, 5 de abril, en la Fundación Cajasol de Cádiz con motivo del 250 Aniversario de la Virgen de las Lágrimas. Atribuida a Domenico Giscardi en 1766, esta imagen italiana es el punto de partida para ‘destapar’ gran parte del patrimonio del templo contemporáneo al momento de su realización, es decir, el siglo XVIII es el eje vertebrador de un recorrido por los principales atractivos -fábrica e imágenes- de la iglesia destacando también obras de los siglos XVII y XIX, «de tal forma que comprendamos la evolución de este edificio que tantas vicisitudes ha sufrido a lo largo de su historia», explica Alonso.

Aunque la mayoría de las piezas pertenecen a la iglesia, la Archicofradía de Columna con sede en ella y de la que la Virgen de las Lágrimas es titular, también participa en la propuesta con elementos como el puñal y la ráfaga de la imagen. El origen de esta corporación está muy ligado al contexto dieciochesco ya que su vinculación a las gentes del mar la ponen en contacto directo con los comerciantes de la Carrera de Indias, elementos clave de la economía y el arte en el Cádiz del setecientos. Lo más destacable de esta muestra es que «podemos encontrar piezas de cualquier parte del mundo» debido a esta ingente actividad, desde orfebrería hasta textiles pasando por esculturas. A este respecto incide en los «ejemplos del prestigioso arte malagueño que llegaban por mar como ‘gran avenida’ que era en aquel momento». En ellos se deja ver la influencia de grandes del Barroco español como Pedro de Mena, sin ir más lejos.

«Queremos contraponer los dogmas ilustrados del momento con su antítesis más tradicional», explica, algo que «es muy evidente en el plano artístico» dando lugar a una confrontación entre aquellos que no querían perder la iconografía habitual, como el Beato Diego José de Cádiz, y otros que defendían la armonía de los nuevos cánones dieciochescos frente a los enrevesados conceptos barrocos. Paradigma de esta inclinación es la Iglesia Mayor de San Juan Bautista en Chiclana de la Frontera.

La predisposición del padre Óscar González a conservar el patrimonio ha facilitado, además, la restauración de importantes piezas como la Virgen de la Soledad, que sin duda estará entre los grandes atractivos de la exposición junto a la pintura de la Santísima Trinidad relacionada con el Beato Diego o un busto de la Dolorosa de origen malagueño. Eso sin olvidar documentos de gran valor como el boceto de Tomás de Sixto para un retablo que nunca llegó a realizarse y fue desechado por el actual de García del Álamo sobre trazas de Martín Rodríguez.

Lorenzo destaca la contribución de la iniciativa a una mayor comprensión del siglo XVIII en Cádiz y no solo en el ámbito religioso. También invita a reflexionar, por ejemplo, sobre el tema de las atribuciones, «abiertas a las teorías de otros especialistas aunque demuestren que estamos equivocados. Eso es algo que enriquece». O sobre el peligro al que se expone el patrimonio, ya que «aún estando en pleno centro, San Antonio ha sufrido mucho, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX cuando llegó, incluso, a barajarse su desaparición».

El 250 Aniversario de la Virgen de las Lágrimas es el punto de partida de esta exposición.

El 250 Aniversario de la Virgen de las Lágrimas es el punto de partida para esta exposición.

La Isla y Cádiz, un reflejo en el espejo

«San Fernando es un conjunto muy armónico que, lamentablemente, ha perdido algunos trozos», indica en referencia a este municipio donde con frecuencia suele traer de visita cultural a sus alumnos. Lorenzo ha contribuido a contextualizar gran parte del patrimonio de la Provincia. Concretamente en La Isla aclaró la procedencia de la imagen del patrón que se venera en la Capilla de los Desamparados y antaño presidía la sala de enfermos del Hospital de San José.

La obra procedía del Hospicio de San Juan de Dios que existió en la calle Colón, en el solar sobre el que se levanta hoy la Escuela de Ntra. Sra. del Carmen (Carmelitas). A este organismo benéfico llegó, a su vez, desde su homónimo gaditano, como quedó constatado documentalmente por el investigador hace varios años. No solo eso, también corroboró la teoría de la restauradora Pilar Morillo al afirmar que cabeza y cuerpo de la imagen no eran contemporáneos, e incluso procedían de diferentes corrientes artísticas. En efecto, está documentado que dicha escultura, aún en Cádiz, sufrió una agresiva intervención que se saldó con la sustitución de la cabeza original -sevillana, según esta especialista- por otra probablemente realizada por un maestro genovés.

No es este hospicio lo único que se ha perdido en La Isla. La Casa Zimbrelo, el Colegio de los Moros o la Capilla de la Asunción -popularmente conocida como ‘del Auditor’- protagonizan frecuentes lamentos a través de las redes sociales, especialmente en aquellos grupos dedicados a compartir fotografías históricas estableciendo comparativas entre el ‘antes’ y el ‘después’. Uno de los casos más sangrantes es precisamente el de la Iglesia de San Antonio que como tantos otros elementos del patrimonio gaditano también tuvo su ‘contraparte’ en San Fernando. Ésta se encontraba al final de la calle Vicario, entonces Requetés de España, y fue construida por el mismísimo Torcuato Cayón sobre terrenos de su propiedad. De hecho en su interior albergaba el único retrato conocido de este arquitecto que se encuentra ahora en la cripta de la Catedral de Cádiz, aunque muy desvirtuado.

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