por Alejandro Díaz Pinto
La biografía del pintor Ángel Torres Aléu, Naranja y botella, se presentará el próximo 20 de junio a las 19:30 en el Centro de Congresos de San Fernando. Constituye la tercera obra publicada de su autora, la escritora Adelaida Bordés, tras las novelas La última lágrima y Fideos con caballa.
«El maestro». Así se refiere Adelaida al protagonista de su último libro, el artista Ángel Torres, quien, tras años de recopilación de datos, fechas y anécdotas aderezados por la elegancia literaria de la académica, verá publicada su biografía el próximo martes 20 de junio para alegría de todos sus seguidores.
Porque hablar de Torres Aléu —así firma sus obras, salvo las realizadas por encargo— son palabras mayores. Mucho ha llovido desde aquellos años en que, supervisado por el maestro Prieto Santos de la Escuela de Bellas Artes de Cádiz, comenzaron a ganar personalidad sus manos hasta forjarse un nombre hoy presente en los cinco continentes. Citar a Hernández Homedes, José Martínez ‘Pepiño’, Bernardino de Hoyos… es retrotraerse a una época dorada de la pintura en La Isla de la que Ángel sigue formando parte y con más fuerza aún si cabe tras volver a San Fernando hace unos años y convertirse en el vocal de Arte de la Academia de San Romualdo.
Todo ello y mucho más ha sido recogido por Adelaida Bordés en un libro donde las etapas —profesionales y personales— suplen a los capítulos, donde la autora se mete en las carnes de quien mira la vida con ojos de artista dado que —aclara— «no es algo que descubriera con 15 años, cuando empezó a ejercer; el arte late en él desde que nació». Para la autora ha sido un reto, pero también un regalo. Al fin y al cabo «me llena, más siendo alguien tan querido por mí, con quien aprendo verdaderas lecciones de vida». Y aunque no se considera experta en pintura le sobra cualificación para interpretar los cuadros, en especial los de este artista que, a su vez, ha depositado su confianza en ella para un trabajo de tal envergadura.
Ángel y Adelaida se conocieron en 2005, tras el ingreso de ella en la Academia. Hicieron migas desde el principio y pronto encontró en el pintor un perfil lo suficientemente interesante para protagonizar algunas charlas entre los círculos culturales de la ciudad. La tertulia ‘Río Arillo’, de la que Adelaida es miembro, llegó a dedicar de hecho un número de la revista Pléyade a su persona, es decir, que la figura de Torres Aléu no le era ajena en absoluto y de ahí su idoneidad para acometer el encargo. Por si fuera poco, él accedió a realizar la portada de la segunda novela de la escritora, Fideos con caballa: un dibujo de la famosa ‘Cuestecilla de la Cárcel’ —calle Hermanos Laulhé— donde transcurre esta historia contextualizada en la Isla del XIX. De alguna manera, aclara Ángel, «se ha procedido a un ‘intercambio’ entre artistas… mejor dicho, entre amigos».
Así, mediante correos electrónicos con información, entrevistas grabadas y anécdotas que el protagonista recuerda de forma espontánea —siempre con la escritora al quite para ir apuntándolas— ha ido novelándose una historia real cuyo título no deja de ser significativo. Naranja y botella es una obra de transición, aquella que simboliza la depuración de su técnica tras años experimentando con texturas mediante herramientas mecánicas que complementan al pincel.
Adelaida se muestra orgullosa. Considera haber acertado con un registro totalmente nuevo para ella donde «el esquema es diferente, no puedes tirar de los recursos de siempre para rellenar pausas, por ejemplo». Sabe que en este caso constituye el nexo entre el texto y el artista, y aunque «me ha costado despedirme del proceso, tengo el consuelo de que se reabrirá una y otra vez para disfrute de otros».
Los lectores serán, por tanto, testigos de la evolución de Ángel como persona y como profesional, en base a todas las etapas que entraña el proceso averiguarán al verdadero artista, el que se lleva por dentro. «Para él la pintura es más que eso, ha sido una forma de vida en los buenos y en los malos momentos», concluye Bordés.
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