por Alejandro Díaz Pinto

Los interesados podrán conocer los salones y patios del palacio a partir de este lunes en compañía de un guía. Habrá dos pases de 10:30 y 12:00 aunque puede concertarse el recorrido a través de la Oficina de Turismo o llamando directamente al Museo Naval.

A la de por sí atractiva colección del Museo Naval de San Fernando y su nuevo emplazamiento, en pleno centro de la ciudad, se sumará en adelante un atractivo más como es el recorrido por la antigua sede de Capitanía. Es decir, la parte antigua con fachada a la calle Real y que por supuesto se encuentra conectada con los espacios del Museo -antes oficinas- para la experiencia única e integrada de este patrimonio militar.

Ya lo advirtió a Patrimonio La Isla el Capitán de Navío Vicente Ortells, coordinador del Museo, durante una entrevista publicada el pasado mes de enero. Desde el centro se estaban estudiando las visitas a estas dependencias desconocidas por el grueso de los isleños. Lo que no se esperaba, de hecho, es que el visto bueno llegase tan pronto como para ponerlas en marcha desde este mismo lunes, eso sí, «siempre en compañía de un guía especializado». Los visitantes no podrán recorrer la zona por libre como sí ocurre, sin ir más lejos, con las distintas salas del Museo Naval. Una decisión que no hace sino evidenciar el gran valor de algunas de las piezas que atesora este palacio del siglo XVIII aunque reformado y ampliado a lo largo de las centurias siguientes.

El carácter militar de este edificio se remonta a mediados del siglo XVIII, cuando, según el historiador Ramón Corzo (Historia de los pueblos de la provincia de Cádiz, 1981) «se compraron casas y solares cerca del Castillo para la instalación primera de la Jefatura del Departamento». Hurtado Egea (Cosas, casas y plazas de la Isla de San Fernando, 1983) concreta aún más esta información afirmando que es en 1769 cuando se formaliza dicha compra a María Teresa de Zugaris, convirtiéndose desde entonces en residencia de la superior autoridad de Marina hasta que el capitán general Manuel Maccrohon y Blake propuso su traslado en 1868 al edificio de la Escuela Naval (hoy de Suboficiales), a su vez trasladada a Ferrol. Carmen Velasco, historiadora del arte, afirma no obstante en su trabajo Aspectos urbanísticos y arquitectónicos del siglo XVIII en San Fernando (1984) que el inmueble de San Carlos «estaba destinado a Comandancia General de Marina» desde el principio.

Medio siglo más tarde, la Escuela Naval retornaría a La Isla, volviendo asimismo la Capitanía General (entonces Comandancia General del Apostadero) a su antigua sede en la calle Real. Posiblemente la primera que tuvo en La Isla, pues como ya probó documentalmente el historiador Fernando Mósig, la denominada ‘Casa Micolta’ en el 185 de la calle Real nunca albergó esta función en contra de lo que tradicionalmente se ha creído (Véase ‘La casa de Micolta y la antigua Capitanía General’ en San Fernando Información, 6/7 de mayo de 2001).

El inmueble, que durante estas décadas había estado ocupado por la Academia de Ampliación de Marina e Inválidos de la Armada según Hurtado, fue reedificado en 1917 por el ingeniero de fragata Vicente Sánchez de Cerquero, tal como afirma el cronista Eduardo Quintana. A mediados de siglo volvió a sufrir una reforma que López Garrido describe en la Guía histórico-artística de San Fernando (1989) «conforme a la más pura arquitectura desarrollada en nuestro país en las décadas centrales del siglo, siguiendo cánones muy similares a los que marcaban los arquitectos oficiales que construían por los mismos años el Valle de los Caídos». Fue entonces cuando adquirió su aspecto actual con la ampliación de la puerta principal de acceso.

Los visitantes deberán esperar al lunes para conocer más sobre las características de este interesante inmueble, aunque cabe adelantar la organización de las dependencias en torno a dos patios principales entre las que destacan el oratorio -aprovechado para la exposición de piezas religiosas- y el salón del trono donde cada año se celebra la Pascua Militar, con balconadas a la calle Real e interesante mobiliario de estilo isabelino.

Patio central del edificio de Capitanía, producto de las reformas sobre el original del XVIII.

El comedor es otra de las dependencias más destacadas.

Escalera de acceso al segundo piso, que continuará siendo residencial.

Moldura barroca de uno de los espejos que escoltan el salón del trono.

Mobiliario del salón del trono al estilo isabelino.