por ‘Jiménez’ [29/07/1902]

en El Imparcial [30/07/1902]

Localizado y transcrito por Alejandro Díaz Pinto [06/02/2017]

San Fernando 29 (12,15 tarde)

Justificada alarma.—Temores no confirmados de grandes desgracias.—Un sólo herido.—Trabajos de extinción del incendio.

   La noticia de haberse incendiado uno de los polvorines de la Fábrica en que hay almacenadas grandes cantidades de pólvora sin humo, cartuchería de ametralladoras y granadas de siete centímetros, produjo hace cosa de una hora gran pánico en esta población.

   Las fuertes detonaciones que empezaron á oírse y el ver cruzar los aires los cohetes de señales, que también había en el polvorín, hicieron creer que la catástrofe había causado no pocas víctimas.

   Inmediatamente me trasladé al lugar del suceso, donde por fortuna he podido comprobar que si la explosión que todavía dura, es verdaderamente formidable, ni el incendio como se temía se ha propagado á los otros polvorines, ni hasta ahora hay más desgracias personales que un herido.

   Éste es el condestable D. Eduardo Príus, á quien un casco de metralla ha alcanzado en una pierna, y que en este momento es trasladado al hospital en el coche del capitán general.

   La consternación, sobre todo en los primeros momentos, fue grande, huyendo las familias que había en la casería de Osio y otros barrios cercanos a los polvorines, tales como el de Punta Cantera.

   La noticia se comunicó inmediatamente por teléfono al capitán general, quien dispuso que saliese para el lugar del siniestro el material de incendios del arsenal.

   El coronel Sr. Piñera ha pedido un piquete de Infantería de Marina para formar cordón impidiendo que se acerque la gente.

   El origen del siniestro se atribuye a la descomposición de la pólvora sin humo, de que había gran cantidad en el polvorín.

   Ahora ha llegado el jefe de estado mayor, Sr. Gastoa, y los ayudantes del acorazado <<Vitoria>>, que venía a pertrecharse de material de guerra para empezar las maniobras.

   El material y los médicos de á bordo con el comandante Sr. Concas han acudido a prestar los auxilios que sean necesarios.

   En este momento el incendio continúa y las detonaciones son frecuentes y ruidosas; pero gracias a las precauciones adoptadas no parece probable que el fuego se corra á los otros polvorines.—Jiménez.

San Fernando 29 (7,20 tarde)

El polvorín completamente destruído.—Siguen las explosiones.

   En este momento acabo de regresar de las fábricas.

   El polvorín incendiado está destruido por completo, quedando sólo un inmenso montón de escombros bajo los cuales hay gran número de proyectiles de grueso calibre que no han hecho explosión.

   Éstas siguen todavía, viéndose muchos proyectiles que van á caer al agua levantando verdaderas trombas.

   Un trozo de hierro de una granada ha perforado parte del muro del polvorín de Santa Bárbara, donde se encierra gran cantidad de algodón pólvora y de granadas de grueso calibre.

   Gracias al espesor de dicho muro no ha habido que lamentar terribles desgracias.

   A las dos y media se sintió una nueva y formidable explosión, deduciéndose por personas conocedoras de las materias que se depositan en los polvorines que la detonación debió ser causada por una caja de cartuchos del cañón Skoda.—Jiménez.

San Fernando 29 (0 noche)

El incendio dominado.—Restos del siniestro.—Setenta hombres salvados de milagro.

   Ha quedado dominado casi por completo el fuego del polvorín.

   Las bombas del arsenal trabajan para anegar las ruinas del edificio y poder trabajar mañana.

   En una extensión de más de un kilómetro se ven centenares de proyectiles de los explotados, multitud de fragmentos de granadas y gran porción de pólvora sin humo.

   Esta tarde se han recogido en la orilla de la playa ropas y provisiones de boca de los operarios que habían de facilitar el embarque de proyectiles para el <<Vitoria>>, y que en los primeros momentos, en vista del inminente peligro se arrojaron al agua.

   He comprobado que el origen de la explosión ha sido la descomposición de la balistita.

   Los vecinos del poblado de la Casería no han vuelto á sus casas, que abandonaron en el momento de la explosión.—Jiménez.

Diseño de El Imparcial, uno de los periódicos más influyentes en la España del siglo XX.

El Imparcial. Diario Liberal, 1868-1933 (Fuente: Biblioteca Nacional de España)

Considerado como el periódico más influyente en España en el último tercio del siglo XIX y primeros años del XX, es fundado por Eduardo Gasset y Artime (1832-1884), apareciendo su primer número el 16 de marzo de 1867 como diario vespertino (hasta abril de 1868 no será matutino) de carácter informativo, alejado del doctrinarismo propio de los periódicos de partido y fuertemente ideologizados. Llegó a considerarse el principal periódico de los que iniciaron la gran transformación de la moderna prensa española.

Desde una zona templada, nace afín a la Unión Liberal y como opositor al gobierno del general Ramón María Narváez, sufriendo suspensiones en su primer año de vida como la que va del 11 al 22 de mayo. Desde sus columnas se gestará la coalición de liberales, progresistas, demócratas y antidinásticos que propiciarán la Septembrina, convirtiéndose en el órgano más influyente del Sexenio Democrático como refleja el aumento de su tirada, desde el medio millar de ejemplares diarios iniciales a los 18.000, alcanzando al final de este período los 40.000, una de las cifras de circulación más altas en la prensa española de la época, y convirtiéndose en el diario favorito de los lectores, a la vez que el más barato.

Con el diario de Gasset se va a acentuar el periodismo español de una forma considerable, en palabras de Asenjo y, según Seoane, se consolidará el periodismo noticioso y empresarial de calidad, mezcla de un cuidado aspecto informativo moderno y ambicioso, a medio camino entre la asepsia y los extremismos, y de una opinión democrática. Convertida su imprenta en centro de propaganda de la Septembrina, será el más firme apoyo de Amadeo I y reconocerá a la I República, al tiempo que inicia el desbancamiento de su rival, el ecléctico diario La Correspondencia de España, que desde 1859 venía siendo el hegemónico.

Entre sus redactores se encontraron Mariano Araús (mano derecha de Eduardo Gasset), Ángel Castro y Blanc, Isidoro Fernández Flórez (Fernanflor), Manuel Fernández Martín, Rafael García Santisteban y José Echegaray, entre otros.