Yolanda Muñoz Rey, accésit del CEMABASA por su trabajo sobre la fiebre amarilla en 1800

19 noviembre, 2016

por Alejandro Díaz Pinto

La historiadora abordó todos los matices de esta epidemia sufrida por los habitantes de San Fernando a principios del siglo XIX.

Antonio de la Cruz no es el único isleño que ha sido reconocido por el jurado del CEMABASA -Cementerio Mancomunado de la Bahía- dentro de los premios de su revista digital ‘HADES’. Los mismos, que fueron entregados a principios de este mes coincidiendo con la festividad de los difuntos, también incluyeron -entre sus accésit- a la Dra. en Arte y Humanidades Yolanda Muñoz Rey. colaboradora habitual de este medio de comunicación.

Su aportación abordó en este caso el brote de de Fiebre amarilla y muerte en La Isla de León de 1800 pues, como informaba de la Cruz hace unos días, todas las propuestas debían circundar en torno a la muerte en la Bahía como tema estrechamente relacionado con el organismo patrocinador. Se trata de algo que la historiadora ya tocó en su tesis doctoral sobre La Capilla de la Vera Cruz de San Fernando, ejemplo de interpretación popular del neoclásico gaditano, ya que en esta época -fines del siglo XVIII, principios del XIX- se responsabilizaban aun las iglesias las de los enterramientos en criptas o camposantos contiguos pese a la nueva ley promulgada por Carlos III en 1784.

Según explica Muñoz Rey, «la epidemia fue muy condensada en el tiempo». Concretamente entre los meses de agosto y noviembre recorrió toda la Bahía de Cádiz empezando por la capital que por su naturaleza de ciudad cosmopolita y concurrida «era propensa a ello». Eso sí, haciendo honor a sus raíces es la Isla de León el núcleo en el que se ha centrado para la redacción de este artículo donde aborda la introducción de la epidemia entre la población, los pormenores de su evolución, el tipo de contagio -por contacto humano- o el perfil de habitante que más sufrió las consecuencias. En este caso «aquellos que trabajaban en lugares más hacinados, lejos de la normativa de higiene que pretendían abortar el contagio».

Declara, asimismo que «las autoridades locales se volcaron en el cumplimiento de medidas preventivas, no solo para evitar que la fiebre continuara acumulando víctimas, sino también en lo relativo a la acumulación de cadáveres». La realidad es que, pese a que Carlos III ya había promulgado ya su ley, casi nadie la había cumplido hasta el momento. «La hecatombe sirvió para que por fin se dieran cuenta de la necesidad de contar con cementerios extramuros… primero en El Pedroso y, más tarde, en los terrenos de Casa Alta -donde se encuentra en la actualidad-.».

Destaca el apoyo de la Iglesia a esta medida. Nada habitual dado que el cientifismo de la Ilustración y las creencias religiosas siempre fueron opuestos en cuanto a métodos de actuación. Sin embargo el clero apoyó a las autoridades y profesionales de la sanidad para hacer frente a una enfermedad que «se manifestaba en vómitos, incluso en el color de la piel… de ahí su nombre».

Claustro del antiguo Hospital de San José, donde se trataron multitud de contagiados de fiebre amarilla.

Claustro del antiguo Hospital de San José, donde se trataron multitud de contagiados de fiebre amarilla.

Doctora y con los pies en la tierra

Yolanda Muñoz Rey es un valor seguro para el Patrimonio de San Fernando, doblemente licenciada en Historia del Arte y en Bellas Artes por la especialidad de Escultura, cuenta con el Doctorado en Arte y Humanidades gracias a su tesis sobre el ‘Cristo Viejo’, cuya restauración, por cierto, dirigió a través de una escuela taller. De este trabajo surgió el libro La Capilla de la Vera Cruz de San Fernando –editado por ‘El Boletín Ediciones’- que continúa a la venta para aquellos interesados en conocer más sobre este icono de la ciudad. Desde entonces no ha dejado de participar en congresos, seminarios y todo tipo de jornadas donde difunde sus conocimientos a la vez que acumula puntos para mejorar su posición docente en la Universidad.

Cuenta además con otra línea de investigación relacionada con la musealización y restauración de instrumentos científicos, desde que en el año 2000 ganara el Premio Nacional de la Fundación Alvargonzález. A raíz de éste realizó un estudio posteriormente publicado por el Ministerio de Defensa sobre la colección existentes el Real Observatorio de la Armada, así como su estado de conservación. Posteriormente diseñaría también un programa museológico y de restauración de acuerdo con los criterios metodológicos internacionales y de estudio de casos, trabajo que le llevó a obtener el Accesit Honorífico en el I Premio Nacional de Investigación en Temas Marítimos ‘Rafael González Echegaray’ por la Universidad de Cantabria.

Su extenso currículum vítae no la sube por las nubes, de ahí que se preste a colaborar con cualquier iniciativa enfocada a potenciar el Patrimonio de San Fernando sin infravalorar a sus compañeros por ámbito o grado académico. La revista digital ‘ARTYHUM’ de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) cuenta desde ahora con ella como colabora habitual. Allí publicará dos artículos anuales, el primero de los cuales ya ha visto la luz para reivindicar al maestro alarife Juan García Quintanilla, natural de Carmona (Sevilla) y muy importante para la historia de la Arquitectura en La Isla. En este momento, además, cursa el Máster de Innovación e Investigación en Educación por esta misma Universidad e imparte clase en la Escuela de Arte de Algeciras.

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