por Alejandro Díaz Pinto

La Venta de Vargas, uno de los establecimientos isleños con más solera, fue el escenario escogido por los organizadores de Versalando para su recital semanal, que poco a poco adquiere entidad como cita ineludible de los viernes con la Cultura.

Veteranos y noveles poetas se dieron cita este viernes para hacer derroche de su soltura con los versos. Unos versos que, en ocasiones evocaban al amor perdido o a la propia vida cotidiana, “hablar de la muerte con dos pinzas y una sábana”. Fue el caso del afamado autor Alejandro Pérez Guillén, gaditano, de Benalup-Casa Viejas, con gran bagaje en la composición de poemas que ya participó en la primera edición de Versalados, en La Casería.

Antes que él habían pasado por el escenario todos los invitados al recital, empezando por el isleño Paco Ramos Torrejón, quien, con tres libros ya en el mercado y varios proyectos en camino, ‘versó’ sobre la psicología evolutiva del desamor con sus tres principales fases: la despedida, la vida loca, el ir de cuerpo en cuerpo. Otro de los temas que tocó con sus versos fue el ‘aprendizaje del miedo’, un cambio de registro total respecto a su primer acto donde describía con poesía el miedo al dolor, al rechazo y a la soledad.

Tres damas; Lucía Fernández, Cecilia Gatica e Isabel Natchios, fueron las encargadas de inundar con la musicalidad de sus letras el cuerpo central del encuentro. Fernández sorprendió a todos con su desparpajo, espontaneidad, con sus continuos movimientos de melena descritos desde el papel. “Estoy nerviosa”, decía, pero desde luego no lo parecía pues nada más comenzar decidió sentarse en una de esas sillas flamencas donde su abuelo “se corría unas buenas juergas”. Isabel Natchios se presentaba discreta, la emoción hacía temblar su voz en los primeros poemas, pero, poco a poco, fue adquiriendo soltura hasta provocar los aplausos de un público emocionado con su interpretación, casi teatralización sobre el ‘credo’. Cecilia Gatica, argentina, otro descubrimiento. Con su obra ya en el mercado, escrita a medias con una amiga -una obra entre dos orillas- abordó el psicoanálisis y la fuerza de las mujeres con un acento muy especial que, ante todo, transmitió pasión entre los presentes.

Paco Ramos Torrejón, impulsor de los recitales.

Uno de los momentos clave fue, sin duda, el recital de Rafael Duarte, un nombre con trayectoria en La Isla y vinculado desde siempre a movimientos literarios, publicaciones de diversa índole y embajador de la Cultura en la ciudad. Tocó poemas de su primer libro, con un profundo trasfondo social, “lamento que siga siendo actual”, aseveró antes de comenzar a recitar este paseo por sus orígenes.

El acto fue formalmente presentado por José Luis Acosta como director de Alascortes, entidad implicada en la organización de los “hermanos pequeños de Versalados” -gran recital que se celebrará este verano-, y concluyó con los aplausos de un nutrido público entre el que no faltó representación institucional. Los concejales Fran Romero (PA), Conrado Rodríguez (PSOE) y Gonzalo Alías (IU) se dieron cita allí junto a otros escritores isleños, como el premiado Juan José Aguilera (Relatos sin Contrato) y personas sensibilizadas con el mundo de la Cultura. Es el caso de la artista Mª Luz Reyes Nuche, quien además realizó el cartel destinado a la promoción del evento, o los miembros de ‘La otra cara de La Isla’: Toñi Lebrero, José María Cantero y Mame Ponce. Todos ellos disfrutaron de un buen rato de convivencia como epílogo inmejorable de un proyecto que crece, y continuará no sólo aquí, sino también en otras ciudades donde los Versalandos comienzan a resonar con fuerza.