por Alejandro Díaz Pinto

El estudio histórico artístico de Fernando Mósig sobre este templo isleño tiene ya fecha de presentación. La misma se celebrará el 20 de enero a las 19:00 horas en el Centro de Congresos de San Fernando como broche final a los actos de su 250 Aniversario.

La Capilla de la Vera Cruz acaba de ver su historia publicada a cargo de la Dra. Muñoz Rey. La de la Iglesia Mayor Parroquial se conoció en su día gracias al trabajo de Cano Trigo. La del Carmen, a través del magnífico estudio histórico-artístico de Aranda y Dobado, y otros grandes templos de San Fernando como el de la Compañía de María o Nuestra Señora del Rosario -en el Arsenal de La Carraca- fueron ya reseñados en diversos trabajos que firman Manuela Urra Olazábal, José Ramón Barros Caneda o José Quintero González.

Pero aún existía una cuenta pendiente con la Iglesia de San Francisco. Una deuda que con motivo del 250 aniversario de la parroquia ha llegado, pese a la demora derivada de las vicisitudes económicas, de la mano del historiador Fernando Mósig, quien ya ofreciera un riguroso trabajo de investigación sobre Iglesia de la Divina Pastora en 2006 integrado en el libro sobre esta popular devoción mariana.

Editado por el Instituto Hidrográfico de la Marina bajo maquetación de Antonio Belizón Ibáñez, se trata de dos volúmenes que, con el título general de Vaticana, Castrense e Isleña. Historia de la Parroquia de San Francisco de Asís (1765-2015), suman un total 700 páginas divididas en los bloques de Historia, Arte y Apéndices. Al primero está dedicado el primer tomo completo, mientras los dos restantes se unen en el segundo.

A efectos meramente históricos se trata de una obra más que necesaria ya que “los eruditos locales e historiadores románticos como Cristelly, Monfort o Clavijo solo dedicaron unas páginas a hablar del templo en sus libros mientras que las más recientes monografías sobre San Fernando son de corte general, o están centradas en otros edificios emblemáticos”, ha explicado Fernando, quien, sin dejar de considerar -y criticar- los datos recogidos por estos autores desde finales del XIX, ha acudido a las fuentes primarias para elaborar “un buen libro, riguroso y exhaustivo, que además servirá como base a futuras investigaciones”. Destaca, para ir abriendo boca, el conflicto que mantuvieron los franciscanos con el Consejo de Castilla -Gobierno de la Nación-, así como con el clero castrense al intentar crecer dentro de la jerarquía jurídico-eclesiástica. Asimismo, “vamos a conocer muchos datos sobre el propio cementerio de la parroquia: su emplazamiento, su destino y algunas de las personalidades que llegaron ser allí enterradas”, indica, sin obviar -para deleite de los cofrades- todas las asociaciones de fieles que ha acogido el templo y que “ni de lejos se reducen a las más conocidas como la Caridad o el Cristo de la Expiración».

Fernando Mósig frenjte a uno de los ‘tesoros’ del templo: la Inmaculada de Maella.

Patrimonio existente y desaparecido

El bloque de ‘Arte’, se subdivide, a su vez, en cinco segmentos que “recogen todas y cada una de las piezas arquitectónicas, escultóricas, pictóricas, suntuarias y documentales que existen o han existido alguna vez en San Francisco”, aclara Mósig. El centrado en los apéndices documentales incluye del mismo modo -y como suele ser habitual en la bibliografía del autor- una cronología que ayude a consolidar toda la información recogida a lo largo del libro, pero también una nómina del personal castrense y lo que probablemente atraiga más la atención de muchos ciudadanos de San Fernando: “65 pequeñas semblanzas dedicadas a los hijos ilustres de la parroquia, bautizados allí entre fines del XVIII y principios del siglo XX”. Adelanta que este segmento -muy resumido ya que “podría dar para un trabajo aparte”– será del agrado de todos los que reconozcan a sus antepasados. “Aunque la mayoría son marinos, también hay civiles, mujeres e incluso personas de ideología contrapuesta”.

Una de las bases de la investigación ha sido, sin duda, el archivo de la propia parroquia franciscana: “Un cartapacio riquísimo que ha sabido custodiarse a lo largo de los siglos sin que nadie lo analizara en profundidad”. También, por supuesto, el Archivo Municipal, “muy útil en todo lo relativo a la desamortización y exclaustración de los frailes”, el archivo de la Iglesia Mayor Parroquial y los fondos hemerográficos custodiados en el Museo. Completan la ruta el Archivo Histórico Diocesano del Obispado de Cádiz-Ceuta y el Histórico Provincial, especialmente la sección de protocolos notariales, de “donde he podido extraer escrituras públicas, testamentos y donaciones que arrojan mucha luz sobre cuestiones relativas a la imaginería religiosa del templo”.

Fernando Mósig Pérez es uno de los historiadores más conocidos en La Isla, donde ha centrado gran parte de su actividad profesional. Comenzó publicando monografías genealógicas de linajes como Baturone (1992), Gener (1993), Ristori (1995) o Mugica (2005) para continuar adentrándose en el mundo de las cofradías. Una forma diferente de hacer Historia que le llevó a publicar en 2005 una recopilación de estudios sobre la Historia de las Hermandades y Cofradías Isleñas y posteriores monografías centradas en La Pastora (2006), el Ecce Homo (2007), el Cristo de la Expiración (2011) y la Virgen de la Soledad (2016). Una de sus mejores obras es, sin duda, la última palabra escrita sobre El Castillo de San Romualdo, Historia y Documentos de un Bien Cultural de la Ciudad de San Fernando (2010) encargado por la Real Academia de San Romualdo y publicado por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz al término del Máster en Patrimonio Histórico-Arqueológico. El manual de referencia sobre el primer Monumento Histórico Artístico Nacional isleño.