El Real Observatorio de la Armada: Institución científica centenaria y accesible al público

27 septiembre, 2015

por Cristina María Pita Vera

El Real Instituto y Observatorio de la Armada es un centro científico fundado a mediados del s. XVIII en la Escuela de Guardiamarinas, ubicada por aquel entonces en el Castillo de la Villa de Cádiz. La creación de este centro responde a la petición de Jorge Juan -el aún hoy conocido como ‘sabio español’-, quien, tras participar en la Expedición del Virreinato del Perú, ve la necesidad de elevar el conocimiento científico-matemático y astronómico de los futuros oficiales de la Armada.

El Observatorio, como muchos saben es un centro científico activo que desarrolla su actividad en cuatro áreas de conocimiento: Efemérides, Astronomía, Geofísica y Tiempo-Frecuencia, y, de forma paralela -dada su dilatada historia-, ha atesorado un importantísimo patrimonio cultural que no sólo engloba una extensa y rica biblioteca, sino una gran colección con más de 700 instrumentos científicos antiguos y un archivo con la documentación generada por el centro desde su fundación.

De sus 262 años de historia -en los que nunca ha cesado su actividad científica-, los últimos 217 años, este reconocido centro científico se ubica en La isla y, sin embargo, es un gran desconocido para los cañaíllas. Aunque también es cierto que en los últimos años ya un gran número de ellos se han decidido a conocer lo que para muchos -nacionales o extranjeros- es de sobra conocido. Quizás porque sigue siendo un centro militar activo, quizás porque estando tan a mano es difícil pensar que ‘sea importante’.

El Observatorio es accesible entre semana, eso sí, y para grupos, pero accesible al fin y al cabo. Muchos protestan porque, según su criterio, debería estar abierto los fines de semana ya que es un ‘monumento’ que los turistas de fin de semana no pueden de este modo ver. Sin embargo, estas protestas se podrían rebatir fácilmente: El ROA sigue siendo un centro militar en activo y depende de su dotación para el control y seguridad del mismo. En algunas ocasiones he mantenido conversaciones defendiendo este argumento, para mí tan lógico y para otros absurdo. Pues para ellos ya hay una solución: visite el Observatorio desde casa, minuciosamente, con tranquilidad y accediendo donde los demás no pueden acceder.

La fundación DesQbre, de la que el ROA es patrono fundacional, ha conseguido poner en valor -por supuesto con la colaboración y trabajo del personal que trabaja en dicho centro- todo lo que éste hace y atesora. El trabajo ha consistido en poner el valor tanto las áreas científicas como el impresionante patrimonio ya mencionado. El resultado ha sorprendido a propios y extraños, no sólo por la cantidad, sino por la calidad del resultado final: 32 vistas 360º y 150 desplegables con información e imágenes en detalle.

¿Qué sentido tiene una visita virtual cuando se puede acceder al centro y verlo ‘in situ’? Tiene, y mucho. En primer lugar porque es una magnífica manera de completar la visita personal que se haya realizado, ya que se puede ‘acceder’ a lugares que los visitantes no -por restricciones de tiempo fundamentalmente-: Estación Láser, Caseta Magnética del ROA, Casetas magnéticas de la Barca de la Florida, etc. El acceso, además, a estos lugares es total, ya que el internauta se puede mover por las estancias girando y ampliando las vistas en función de lo que le interese ver. En la parte patrimonial, éste puede ver en detalle volúmenes fundamentales de la colección antigua, algunos expuestos y otros que no es posible ver in situ.

En segundo lugar, esta nueva visita virtual permite el acceso a personas que, por diferentes causas, tengan la movilidad muy reducida, ya que -aunque se van dando pasitos- el centro aún no está adaptado para ellos al completo.

Y en tercer lugar, aunque no menos importante, porque hay personas que llevan su ritmo y, pese al carácter de la visita -aquí el tiempo vuela- es posible que no estén dispuestas a estar durante más de dos horas recorriendo el centro. Sin embargo, no les importa estar diez horas ante la pantalla del ordenador.

Tanto a unos como a otros, recomiendo visitar la página de la fundación Descubre y pinchar en el enlace Web, aquí. Así comenzarán a conocer y disfrutar no sólo de ciencia hecha en nuestra tierra, sino del riquísimo patrimonio que atesora y custodia.

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