Un puente cultural entre los pueblos de la Casa de Arcos

21 noviembre, 2016

por Alejandro Díaz Pinto

Los Caminos del León es un proyecto turístico y de visibilización patrimonial promovido por cuatro andaluces a partir de la figura de Rodrigo Ponce de León

el ‘cid andaluz’, como lo han denominado, fue mucho más que el responsable de la incorporación de La Isla -actual San Fernando- a la Casa de Arcos entre 1490 y 1729. Se le considera uno de los nobles más poderosos de Castilla durante la baja Edad Media y sirvió a Enrique IV y a Isabel la Católica. Gozó de un papel esencial en la Guerra de Granada entre otros triunfos históricos como bien reseñan profesionales isleños de la talla de Fernando Mósig o José Luis López Garrido.

Don Rodrigo fue Marqués-Duque de Cádiz, de Zahara, Conde de Arcos y Señor de Marchena entre potestades sobre otros muchos pueblos de Andalucía conectados por paralelismos. Los mismos que pese a pasar desapercibidos continúan vigentes a día de hoy. Es lo que el marchenero José Antonio Suárez, licenciado en Comunicación por la Universidad Internacional de la Rioja, quiso evidenciar a través de un proyecto al que con el tiempo se unieron José María Pérez -hijo del que durante muchos años fuera cronista oficial de Arcos de la Frontera-, el técnico audiovisual Jesús Núñez, de Villamartín, y el empresario Emiliano Mellado, quien además es propietario de las salinas de ‘Valcargad0’ (Utrera) que en su día pertenecieron a don Rodrigo. «Aquí en Marchena sigue estando muy presente el legado de los Ponce de León a través de la arquitectura, los retablos y sus escudos heráldicos», explica Suárez que desde muy joven incubó un inusual interés por este apellido al que considera puente cultural ente todos los pueblos donde tuvo influencia.

Y esa influencia fue determinante en su ciudad natal, ya que «se trata de una típica ciudad ducal, con todo articulado alrededor de la plaza». Se refiere a los conventos, al Ayuntamiento o al antiguo palacio, tristemente desaparecido a principios del siglo XX pero muy vivo aun en el imaginario colectivo. Todo ello pertenecía a los Duques, que «tenían muy claro su modelo ideal de ciudad». La casa nobiliaria encuentra su embrión entre Marchena y Arcos de la Frontera, pueblos en los que, respectivamente, disponían de su palacio y su corte, y su sitio estratégico y de defensa», alega este investigador sobre la importancia del municipio sevillano como «capital de los estados ducales, donde constantemente llegaban habitantes de otros pueblos a través de la calle Carrera». De hecho, esta calle se llama así porque «era la que los carruajes atravesaban con su carrera para llegar al palacio, o la empleada por el ejército al salir de la plaza camino de la Puerta de Osuna».

El Arco de la Rosa, un emblema de los Ponce de León en Marchena.

El Arco de la Rosa, un emblema de los Ponce de León en Marchena.

Cortados por el mismo patrón

José Antonio lleva toda la vida formándose sobre la historia de su ciudad, pero con el tempo observó las relaciones que se dan entre esta y otros municipios que permanecieron bajo el poder de la Casa de Arcos. Destaca la existencia de dos rutas principales: la de la Sierra o ‘Cañada Real de Pruna’ -que sigue a la poblaciones de Morón, Pruna, Algámitas y Arcos de la Frontera-, y la de la Campiña, con Utrera, Los Palacios, Jerez de la Frontera, Rota y Chipiona.

Destaca, por ejemplo, la presencia de los gitanos, «superior en los pueblos del Ducado respecto a otros de Andalucía». Algunos autores afirman su función como herreros. Lo pone de relieve, por ejemplo, un grabado de Joris Hoefnagel fechado en 1562 donde aparece un representante de la etnia trabajando el hierro con Marchena de fondo. También, los orígenes del Flamenco y de la Saeta, «más antiguos que lo que se entona en la capital hispalense», e incluso una jerga muy singular, fruto de la repoblación de la nobleza castellana y leonesa tras la caída de los musulmanes. «Esta repoblación parte de Marchena a Arcos y, de aquí, a la costa gaditana, generando un movimiento migratorio interesantísimo dentro de la misma zona».

«Nos percatamos de muchas piezas que, unidas, cobraban sentido en cuanto al origen señorial de la baja Andalucía». Estos vínculos -que el equipo trata de visualizar mediante el proyecto Los Caminos del León– se manifiestan también en la gastronomía y en fiestas como la Semana Santa, e incluso en la moda: «las ‘cobijadas’ de Vejer visten exactamente igual que lo hacían las mujeres antiguas de Marchena», aclara. Fiestas como la del Rosario o la conmemoración de la entrada de don Rodrigo con sus tropas son comunes a casi todos estos municipios, así como sus propios escudos oficiales: en todos ellos se distingue la figura del león y las barras de Aragón.

El proyecto está aun en fase embrionaria, aunque José Antonio se ha encargado de contactar con los cronistas oficiales de muchos de los municipios y recoger toda la información en un blog. El equipo recientemente inauguró una página web, mucho más visual y donde en adelante irán enlazando vídeos focalizados a la creación de un documental. Las relaciones con las instituciones están siendo fluidas y cuentan ya con una sede propia en Prado del Rey, incluso una conocida bodega jerezana ha mostrado interés en el patrocinio de esta iniciativa turística y cultural que, sin lugar a dudas, dará mucho que hablar.

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