Proyecto para la rehabilitación de la ermita del Cerro de los Mártires de San Fernando (Cádiz)

13 mayo, 2019

María Elena Martínez Rodríguez de Lema

Dra. en Filología Clásica

José María Cano Valero

Arquitecto rehabilitador

[Comisión pro-restauración ‘Ermita y entorno del Cerro de los Mártires’]

EL CERRO DE LOS MÁRTIRES: 400 AÑOS DE TRADICIÓN QUE NECESITAN AYUDA

S. Fernando, antigua Real Isla de León, es hoy una ciudad llena de historia y tradiciones que se reflejan todavía en su patrimonio. No olvidemos que ahora somos el resultado de lo que fuimos o de lo que hayamos realizado con esa herencia patrimonial. Mañana seremos lo que en este momento estemos preparando.

Por desgracia una buena parte de nuestro patrimonio histórico-artístico, permanece olvidada, con el consiguiente riesgo de desaparición que ello significa, aunque encierra un importante potencial como materia prima que puede contribuir considerablemente al desarrollo económico que tanto necesita La Isla.

El caso del Cerro de los Mártires es un claro ejemplo. No importa que estemos en primavera. No hay que esperar al otoño, a las castañas, a las nueces y los piñones para hablar del Cerro. Cualquiera que aprecie la naturaleza, la historia y las tradiciones populares disfrutaría en cualquier época del año con un paseo hasta allí, para contemplar las vistas al Caño de Sancti Petri o hacia la Bahía que desde este lugar, el más elevado de S. Fernando, se divisan. Pero sin embargo, lo primero que encuentra al llegar son barbacoas destruidas por actos vandálicos y suciedad por todas partes. Subiendo hacia la cima, un parque arqueológico expoliado por desaprensivos, y del que apenas queda nada, se va mostrando por el camino.

Así y todo, cuando uno llega arriba, la vista de la ermita alegra el espíritu. El edificio, pintado de blanco y rojizo, resulta encantador. Sencillo, como debe de ser lo que representa el auténtico fervor popular. De planta rectangular, presenta una fachada con entrada de arco ojival y puertas de madera, presidida por un retablo de mosaico cerámico con los titulares S. Servando y S. Germán, a los que está dedicada. Sobre la puerta una vidriera circular multicolor, a modo de pequeño rosetón, deja entrar la luz al interior del recinto, junto con otras cuatro como ella en cada muro lateral. La cubierta es de bóveda de medio cañón y tejado a dos aguas. Los pilares se encuentran rematados con pináculos. Los cuatro que forman las esquinas destacan por su mayor tamaño. El diminuto campanario está colocado en el pilar trasero derecho. La fachada sur solo tiene una ventana.

Pero en el interior el pavimento, el muro este y la bóveda presentan grietas importantes que se abren más por día. Las imágenes de los dos santos, que se encuentran fuera de los soportes del altar, en una parihuela de madera sobre dos bancos, necesitan ser restauradas.

Cuenta con una pequeña entreplanta en la parte posterior a la que se accede por una escalerita de caracol. Desde ella y por la ventana trasera se puede ver el monolito, ya en territorio militar, recuerdo de la antigua capilla, construida en 1878 por iniciativa del obispo Fr. Felix Mª Arriete, donde según la leyenda, S. Servando y S. Germán sufrieron martirio. La actual ermita data de 1943 y ha sido reformada en varias ocasiones, la última por el actual vicario parroquial del Buen Pastor, el padre D. Adolfo Sastre Varela, en 1982 con ayuda del Ayuntamiento de S. Fernando.

Etimológicamente German es un nombre propio que viene de la confluencia del germánico war-mann: “hombre de guerra” y del latín germanus: “hermano”, utilizado por los antiguos romanos para referirse a los pueblos bárbaros en el sentido de “extranjero”. El nombre propio de Servando no es más que el gerundio del verbo latino servare, y significa “el que guarda u observa”.

Las primeras referencias a S. Servando y S. Germán se remontan al siglo VII en el Pasionario Hispánico, y todo parece indicar que fueron dos hermanos nacidos dentro de una numerosa familia en Emerita Augusta (Mérida) o relacionados con ella, y denunciados por predicar su fe cristiana durante la persecución decretada por el emperador Diocleciano. Se les ha representado siempre como soldados romanos, por lo que podrían haber pertenecido a la Legio VII Gemina. Sus padres fueron Nonia y Publio Elio Marcelo, también mártir cristiano, siempre según esta misma fuente, que tenía el grado de centurión en la mencionada legión romana. En la Ieonesa iglesia dedicada a S. Marcelo y Sta. Nonia se conservan reliquias de sus hijos S. Servando y S. Germán, que fueron apresados por Viator, subprefecto del emperador Diocleciano, y condenados a tortura. Luego fueron encadenados y, hambrientos y doloridos, conducidos a Mauretania Tinguitania (norte de África). Llegando al Pagus Ursunianus, lugar que se relacionaba con el Cerro de los Mártires, fueron decapitados el 23 de octubre de un año de principios del siglo IV. S. Germán fue sepultado en Emérita Augusta, y S. Servando fue llevado a Cádiz y luego trasladado a Sevilla.

Obviando todos los interrogantes que estos datos representan para historiadores e investigadores, lo realmente importante es que estamos celebrando el IV centenario de una tradición que, aun siendo anterior, tomó relevancia en el siglo XVII, cuando estos santos, también patronos de la diócesis de Cádiz, se convirtieron en patronos de esta misma ciudad, gracias a la Bula que firmó el Papa Paulo V, concediendo el jubileo para su festividad, y declarando canónico su patronato para la ciudad de Cádiz y Mérida, el día 23 de octubre de 1619.

En estas fechas y hasta 1769 fueron considerados también patronos de la Isla de León. Durante mucho tiempo las celebraciones en torno a su culto se celebraban en el Cerro de los Mártires conjuntamente con Cádiz y se organizaban romerías procedentes tanto de esta ciudad como de la Isla que confluían en el Cerro ya conocido como “de los Mártires”. Recordemos que la relación entre Cádiz y la Isla de León fue continua en todos los tiempos, pero especialmente desde finales del s. XVII, pues los gaditanos enriquecidos gracias al comercio con América se compraban sus caseríos de recreo aquí, conocían muy bien este territorio y estaban muy habituados a pasar largas temporadas en él.

A partir de 1766, cuando se constituyó en la Isla un Ayuntamiento independiente de Cádiz, a pesar de que los isleños iniciaron los trámites para instituir como patrón a S. José, los santos Servando y Germán siguieron siendo siempre copatronos y fue en S. Fernando donde su culto se afianzó, y donde todos los años cada 23 de octubre se continuó celebrando la romería para rendirles culto, tradición que merece la pena conservar con el esfuerzo de todos. Nuestras numerosas administraciones: Junta de Andalucía, Diputación, Ayuntamiento; juntamente con el Obispado y la obra cultural de los Bancos, los particulares, etc., debemos unirnos para conseguir que la ermita del Cerro de los Mártires y su entorno no caigan en el olvido, se conserven en un estado digno que atraiga al público en general, y pase a las generaciones futuras con el esplendor que se merece y que tanto destacó anteriormente.

Resumen de fuentes consultadas

  • Aurelius Prudentius Clemens: Acta martyrum
  • Díaz Pinto, A.: “Los orígenes del Día del cerro”
  • Durio, P.: “San Servando y San Germán, a las puertas de su cuarto centenario como Patronos de Cádiz”
  • López García, M. C.: “Y si no murieron en el Cerro”
  • Melitón Meminge, F: Historia de los santos mártires Servando y Germán, patronos de Cádiz
  • Mosig, F.: Historia de las hermandades y cofradías isleñas
  • Pascual Barea, J.: “Ubicación en el valle de Ojén (Cádiz) del fvndvs Vrsianus donde fueron ejecutados los mártires Servando y Germán”
  • Pasionario Hispánico. Fondos digitales, Universidad de Sevilla.
  • Sánchez Corso, R.: “La Basílica de visigoda de Alcalá de los Gazules”
  • Vivancos Gómez, M. C.: S. Servando y S. Serván. Real Academia de la Historia

INFORME SOBRE EL ESTADO ACTUAL DEL EDIFICIO DE LA ERMITA DE LOS SANTOS MÁRTIRES SAN SERVANDO Y SAN GERMÁN EN EL BARRIO DE GALLINERAS EN SAN FERNANDO

Antecedentes históricos

En el año 1878 se colocó la primera piedra para la construcción de una capilla en una elevación del terreno, sobre la cota 35, en el lugar conocido como el Cerro de los Mártires, al sur de la población de San Fernando, donde según la tradición habían sido martirizados San Servando y San Germán a principios del siglo IV de nuestra era. Se inauguró el 23 de octubre del año 1880, una pequeña Ermita, constituida por un edificio de una sola nave, y cubierta a dos aguas de madera, cuyo plano se presenta a continuación.

Plano de reforma de la capilla del Cerro de los Mártires (1930).

Plano de reforma de la capilla del Cerro de los Mártires (1930).

Esta construcción al estar situada en lo alto del citado cerro, un lugar muy expuesto, tuvo que ser demolida en el año 1942, por el estado de ruina que presentaba.

En el año 1943 se comenzó la construcción de la actual capilla, situada en las cercanías de la antigua en un lugar algo menos expuesto y ubicada en los terrenos del Pago de la Marquina, en unos terrenos obtenidos por permuta a la familia Garrido. El edificio era similar al demolido, con las mismas características formales y al parecer un poco más grande, con la diferencia que constructivamente estaba realizada con una cubierta constituida por una bóveda de cañón, de sección semicircular, apoyada en dos vanos laterales.

El edificio actual fue rehabilitado en el año 1982, con dinero de aportaciones de particulares, asociaciones, empresas, organismos oficiales, etc.

Situación en el término de San Fernando, con relación a la ciudad.

Situación en el término de San Fernando, con relación a la ciudad.

Plano de situación en el entorno.

Plano de situación en el entorno.

Descripción del edificio

Se trata de una construcción sencilla constituida por una nave rectangular de dimensiones exteriores 6,30 x 17,20 mts., con una superficie de 108,40 m2 y construida por una estructura formada por un muro de carga perimetral de 45 cm de espesor y una bóveda de medio cañón de hormigón armado, cubriendo el edificio que se apoya en los muros laterales.

Las fachadas principal y posterior están constituidas por dos paramentos con hastiales triangulares y pequeñas torretas situadas en las esquinas, en donde se situaba originalmente el campanario.

En el interior existe una nave de unos 12 mts de longitud, que se accede a través de la puerta principal, y un espacio situado al fondo de dos plantas de altura, comunicados por una pequeña escalera de caracol y con una distribución de aseo y sacristía en planta baja, y oficina en la planta superior de dimensiones 4 x 5,30 mts. Constructivamente, los muros son de ladrillo, y la bóveda es de hormigón armado, con espesor desconocido. Seguramente la cimentación estará constituida por una zanja de hormigón.

Las terminaciones interiores y exteriores de los paramentos verticales están constituidas por un enfoscado de mortero de cemento y cal y pintura. La solería es de baldosas de barro.

El edificio por el exterior tiene un acerado de protección de 80 cm.

Uno de los laterales de la ermita en la actualidad.

Uno de los laterales de la ermita en la actualidad.

Frontal y trasera de la ermita en la actualidad.

Frontal y trasera de la ermita en la actualidad.

Plantas de nivel superior e inferior.

Plantas de nivel superior e inferior.

Sección longitudinal, alzado lateral norte y secciones transversales.

Sección longitudinal, alzado lateral norte y secciones transversales.

Alzados lateral sur, fachada principal y fachada trasera.

Alzados lateral sur, fachada principal y fachada trasera.

Estado actual del edificio

El edificio ha dejado de utilizarse desde hace varios años, debido a que presentaba un cierto grado de deterioro por las causas que luego se analizarán.

Realizada una visita al edificio se comprueba la existencia de grietas, situadas tanto en los muros de la fachada como en la bóveda de cubierta. Además se comprueba la existencia de grietas en el suelo paralelas al muro sur. Estas se encuentran situadas, tanto en el exterior ( grieta situada en el acerado), como en el interior (grieta en la solería interior). También se comprueba la existencia de testigos de yeso colocados en puntos estratégicos de las grietas, los cuales se encuentran en una mayoría despegados, por lo que no se puede comprobar su eficacia.

Estas patologías observadas son debidas a dos causas principales:

Primera. Existe un claro fallo en la cimentación del muro sur, unido a un movimiento o desplazamiento de tierras que ha producido la apertura de la grieta del acerado exterior y la grieta interior de la solería. Todo este movimiento de las tierras, unido seguramente a una cimentación deficiente ha podido producir un ligero desplazamiento del muro, lo que ha producido algunas de las fisuras.

Segunda. Gran parte de las fisuras existentes en la bóveda y a la altura del zuncho de hormigón armado que sirve de apoyo a la citada bóveda sobre el muro perimetral, son debidas a la oxidación de los hierros del hormigón armado, debido a la falta de protección del mismo y a la baja calidad del acero empleado en la época de la construcción del mismo.

Por otra parte, del análisis de la sección del edificio, se desprende la existencia de problemas de humedades debido a la existencia de un canal en la cubierta en la zona que sirve de unión entre la bóveda y el muro. En este canal es normal que se depositen ramas, polvo y deposiciones de aves que originan el atasco del mismo, sirviendo como una zona de acumulación de aguas, que termina por acceder al hormigón del zuncho y de la base de la bóveda, originando la oxidación del mismo, justamente en la base de apoyo de la bóveda sobre el muro.

Por tanto es necesario y urgente realizar trabajos de reparación de los problemas antes descritos.

Grieta marcada sobre muro y bóveda y grietas marcadas sobre extremo de bóveda.

Grieta marcada sobre muro y bóveda y grietas marcadas sobre extremo de bóveda.

Grietas marcadas sobre zuncho de coronación muro.

Grietas marcadas sobre zuncho de coronación muro.

Grietas señaladas en la bóveda.

Grietas señaladas en la bóveda.

Grietas señaladas en el zuncho de hormigón armado.

Grietas señaladas en el zuncho de hormigón armado.

Hay un primer conjunto de grietas y fisuras que aparecen en la mitad superior del edificio. Por un lado, encontramos grietas horizontales a la altura del arranque de la bóveda de medio punto. Por otro lado hay grietas en la propia bóveda en el plano transversal a ésta, especialmente importantes en el extremo de fachada principal.

Posiblemente relacionadas con patologías en el hormigón armado. Ya que tanto el zuncho de coronación del muro y arranque de bóveda como la misma bóveda son elementos que han sufrido un considerable deterioro en las armaduras, con la consiguiente corrosión del hierro, que al aumentar de volumen está ocasionando el desprendimiento del revestimiento en el interior. En el caso del zuncho, también hacia el exterior.

Hipótesis de desplazamiento de terreno.

Hipótesis de desplazamiento de terreno.

Grieta mancada sobre solería.

Grieta mancada sobre solería.

Grietas en pavimento exterior e interior.

Grietas en pavimento exterior e interior.

Detalle de grietas en pavimento interior.

Detalle de grietas en pavimento interior.

El segundo conjunto de patologías tiene un diagnostico algo más complejo, puesto que apuntan a un posible problema de cimentación. Se trata de las grietas y fisuras aparecidas tanto en el pavimento interior como en el acerado exterior. No obstante se desconoce si ha podido deberse a un movimiento puntual con motivo de las obras de urbanización exterior o si aún persiste este movimiento.

Descripción de las obras de reparación a realizar

Las obras de reparación a realizar se pueden dividir en tres capítulos principales: reparación de la cimentación, reparación de las grietas de los paramentos verticales y de la bóveda de cubierta, y reparación de la cubierta, además de los repasos finales.

Primera. Consolidación de la cimentación. Para realizar la reparación de la cimentación del muro sur del edificio, es necesario realizar los siguientes trabajos: 1. Apuntalamiento del muro con vigas metálicas mediante la colocación de una muletilla horizontal al nivel del apoyo de la bóveda, por el exterior, y tornapuntas debidamente colocadas en el suelo mediante pies derechos. 2. Una vez realizado el apuntalamiento del muro se ejecutara la demolición del acerado, y la excavación de bataches alternos cada 1,5 metros, para comprobar el estado de los cimientos. 3. Comprobado el estado del cimiento se reforzara mediante el relleno de hormigón con la profundidad que se estime necesario por parte de la dirección técnica. 4. Terminado el refuerzo del muro por el exterior se demolerá la solería interior del edificio, y se reforzara el cimiento por la parte interior, de la misma forma que por el exterior, mediante bataches de las mismas dimensiones. 5. Terminado el refuerzo de cimentación se volverá a realizar el acerado por el exterior y una nueva solería interior, previa colocación de una solera de 12 cms de hormigón armado.

Segunda. Reparación de las fisuras. Las fisuras existentes en el edificio son de dos tipos: las existentes en el muro de fábrica de ladrillo, producidas por movimiento de la cimentación, y las producidas por oxidación del acero de la estructura de la bóveda o del zuncho perimetral de apoyo de esta. Para la reparación de fisuras en muro se realizaran los siguientes trabajos: 1. Picado de la grieta, limpieza de la misma. 2. Cosido con grapas especiales de acero corrugado protegido electrónicamente contra la corrosión, con dimensiones 22 x 7 cm, colocadas perpendiculares a las grietas y tomadas con resinas epoxi especiales para fijación de la pata corta de la grapa. Se terminará rellenando los huecos con un mortero tixotrópico sin retracción.

Para reparar las grietas producidas por la oxidación de las armaduras, se realizaran los siguientes trabajos: 1. Picado del hormigón fisurado, hasta llegar a la parte sana. 2. Cepillado y limpiado del hormigón superficial y de la armadura. 3. Protección de la armadura mediante un pasivante. 4. Creación de un puente de adherencia mediante un revestimiento cementoso con resinas epoxi modificadas, con inhibidos de corrosión para protección de las armaduras frente a la corrosión y capa de adherencia. 5. Aplicación de un mortero de reparación a base de resinas epoxi tixotrópico de tres componentes para relleno de oquedades y de la grieta. 6. Protección superficial exterior del hormigón mediante la aplicación de un mortero impermeabilizante.

Tercera. Una vez separadas las distintas fisuras del edificio es necesario reparar la cubierta, para evitar humedades y sobre todo la acumulación de agua en la zona de unión del muro. En la cubierta es necesario además realizar una solución para eliminar el canal de desagüe actual de las aguas de lluvia situados en los laterales que se pueden obstruir fácilmente, creando problemas de humedades, justamente en el apoyo de la bóveda. Por tanto sería necesario rellenar estos huecos con un mortero de baja densidad, preferentemente de arlita, para evitar un sobrepeso, cubriéndolo con una lámina impermeabilizante junto a la bóveda y cubierta de una solería de protección.

Si fuese necesario, debido a que se compruebe que la parte superior de la bóveda se encuentra en mal estado, con el hormigón deteriorado será necesario realizar previamente los siguientes trabajos: 1. Eliminación del hormigón que se encuentra en mal estado. 2. Pasivación del hormigón de la bóveda. 3. Colocación de una malla de diámetro 8 en doble sentido a 12 cms de distancia. 4. Colocación de una losa de hormigón de 6 cms de espesor sobre la bóveda existente previa imprimación de productos adhesivos que hagan perfectamente solidarios los dos hormigones.

Repasos finales de terminación. Las obras de terminación son las siguientes: 1. Colocación de una solera de hormigón con un refuerzo de un mallazo de acero de 12 cm de espesor, previa colocación de solería del interior de la capilla. 2. Colocación de la solería de gres para exteriores en el interior de la capilla. 3. Ejecución del acerado perimetral de la zona demolida y reparado del existente. 4. Enlucido del interior del edificio con una capa de perlita. 5. Pintado del interior y del exterior del edificio.

La pintura exterior debe ser un revestimiento elastómero, sobre un fondo fijador realizado con una imprimación de gran poder de penetración y adherencia, que equilibre y reduzca la absorción del sustrato y facilite la colocación del producto de acabado.

El revestimiento elastómero se dará en dos capas y debe tener las siguientes características: 1. Capacidad elástica para absorción de microfisuras. 2. Máxima resistencia a los agentes atmosféricos. 3. Máxima durabilidad y resistencia a los álcalis. 4. Perfecta adherencia. 5. Transpirable e impermeable. 6. Evitar la formación de moho y algas. 7. Máxima resistencia al cambio de color. 8. Anti carbonatación.

Se colocara también una malla de fibra de vidrio en las zonas previamente deterioradas, que sea resistente a la dilatación, a la descomposición y resistente al fuego.

Valoración de las obras a realizar

  • Cimentación y solería: 22.587,00 €
  • Reparación de grietas:  8.268,00 €
  • Reparación de cubiertas: 14.996,00 €
  • Terminaciones: 43.671,00 €
Gastos totales.

Gastos totales.

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