por Alejandro Díaz Pinto

La presentación de la primera obra del autor tendrá lugar el jueves en el Centro de Congresos a partir de las siete y media de la tarde.

Cuentos Abandonados es el título del primer libro publicado íntegramente con relatos del escritor isleño Eduardo Formanti. Una primera obra -si no se tienen en cuenta el gran número de escritos integrados en otras de carácter coral- que, en el sentir de muchos, ha tardado en llegar, pero finalmente está aquí para que todos puedan saborear de cerca el talento de este amante de las letras que pese a su discreción, siempre a participado intensamente de la vida cultural isleña. Lo suyo es pura vocación.

“La libertad absoluta para dar rienda suelta a la imaginación tras ese refugio que algunos denominamos título”, indica Formanti tras la pregunta sobre lo que para él implica el ejercicio de escribir. Algo que está al alcance de cualquiera porque “todo es susceptible de ser contado”, aunque determinado por los parámetros del cómo ha de ser plasmado. Condiciones que no siempre se cumplen y que al final hará que una obra llegue a trascender o no, que sea leída o que pase desapercibida.

Y lo cierto es que pese a su modestia, Eduardo Formanti deja huella entre quienes de viven la cultura con intensidad en esta ciudad. Los libros llegan cuando tienen que llegar. Innumerables premios ha acumulado a lo largo de su trayectoria. Puente Zuazo -de la Real Academia de San Romualdo-, Villa de Algodonales o Fernán Núñez, de Córdoba, son sólo algunos de estos méritos que el escritor ha venido compatibilizando con numerosas publicaciones como Arena y Cal -promovida por la emblemática tertulia ‘Río Arillo’ o, más recientemente, El Ático de los Gatos, revista anual dirigida por la poeta Rosario Troncoso y todo un referente literario a escala provincial, y Cromomagazine, publicación del artista José Alberto López que busca sintonizar la pluma de los mejores escritores excelentes pinturas de genios de la tierra.

Esta antología que hoy presenta supone, en cierto modo, el colofón a la gran cantidad de premios literarios acumulados por el autor hasta el momento. Son sus relatos más estimados, pertenecientes a todas las épocas vividas, tanto a aquellas lejanas de formación como otras más recientes que aportan “textos de nueva cuña”. Y lo más importante, abordan todo tipo de temáticas pues Formanti tiene claro que para él “no existen tabúes en la literatura”. Afirma que, si bien es cierto el hecho de que algunas de estas ideas llaman a la puerta en absoluto constituyen algo predeterminado ya que “un autor debe estar receptivo a cualquier idea surgida con independencia del momento”. “A veces ocurren cosas que activan instantáneamente la imaginación”, advierte, pues no son pocas las veces que ha oído o visto algo y no se ha quedado tranquilo hasta plasmarlo sobre el papel.

Afirma sobre su proceso creativo que la primera frase es quizá la más difícil y que, a menudo, el resultado suele diferir considerablemente de la idea original. De hecho, es posible que tal evolución sea infinita y de ahí el título. Por algo considera este autor que “los cuentos nunca llegan a acabar, hay que abandonarlos en algún momento para poder cambiar”. Las infinitas posibilidades del lenguaje tienen mucho que ver en esto, algo que en sus cuentos ha conllevado un verdadero campo de experimentación. “Una técnica diferente con final sorprendente que debe dejar constancia de lo que ha ocurrido, de lo que ocurre y de lo que ocurrirá”.