por Alejandro Díaz Pinto

El historiador isleño convenció al jurado del CEMABASA con su propuesta divulgativa en torno a Los pontones de Cádiz: Cárceles flotantes en la Bahía.

Se trata de un evento bianual propuesto desde el Cementerio Mancomunado en colaboración con el Consistorio gaditano y la UCA para premiar artículos que recogen posteriormente en su revista ‘HADES’, publicada cada mes de noviembre con motivo de la festividad de los difuntos. Los trabajos deben versar sobre la muerte o la vida de algún personaje ilustre de la zona ya fallecido.

De ahí que a Antonio se le ocurriese abordar este tema, el cual considera «muy desconocido por el grueso de la población en relación a otros aspectos de la historia gaditana». Reconoce, no obstante, la gran labor de investigación llevada a cabo por profesionales como Lourdes Márquez (Recordando un olvido (1808-1810): Pontones-prisiones de la Bahía de Cádiz), Hilda Martín (Las Crónicas de Cádiz: Diario inédito de un relator apócrifo) o Vicente Ruiz (Los pontones de Cádiz y la odisea de los soldados derrotados en la Batalla de Bailén). Una bibliografía que le ha servido de base para y que se completa con otros títulos como El hospital de la Segunda Aguada, de Francisco Javier Ramírez o crónicas y volúmenes más antiguos a los que también ha tenido acceso.

«Me pareció fascinante la gran cantidad de hechos históricos que transcurrieron en las aguas de nuestra Bahía y de las cuales apenas tenemos conocimiento», explica. De modo que dedicó este pequeño artículo de 3 folios a relatar desde su punto de vista la odisea que sufrieron los prisioneros franceses -e incluso algunos gaditanos- al verse embarcados en estas cárceles flotantes «sin medios técnicos de navegación ni mástiles, en línea, acordonados».

Una de las imágenes que ilustra el artículo de la revista ‘HADES’.

Un compromiso con el Patrimonio Cultural

Antonio de la Cruz es licenciado en Historia por la Universidad de Cádiz y Máster en Textos, Documentos y Gestión Cultural por la Universidad de Córdoba. Actualmente se encuentra en proceso de realización de su tesis doctoral, la cual plantea el estudio de filigranas y marcas de agua en documentos de archivo como recurso para su datación. En este sentido, trabaja en la realización del ‘corpus de filigranas hispánicas’ del IPCE (Instituto del Patrimonio Cultural de España) dependiente del Ministerio de Cultura.

Esta línea de investigación se completa, además, con otras dos. Una de tema genealógico con varios encargos ya a sus espaldas, y otra de historia de Cádiz que pone en práctica con sus compañeros de la Asociación para la Difusión e Investigación del Patrimonio (ADIP), a cuya junta pertenece ejerciendo el rol de tesorero. Es lo que le permitió estudiar el archivo de la Archicofradía de la Palma de manera totalmente altruista. Si bien «esperamos que las instituciones destinen alguna partida al estudio de los archivos cofrades, porque a través de ellos podemos conocer la historia de barrios enteros». De aquella experiencia salió a la luz, por ejemplo, el contrato de uno de los cinco ‘triunfos’ existentes en Cádiz -imágenes religiosas dispuestas sobre pedestal-, concretamente el de Capuchinos (1695), a la entrada de la Punta de San Felipe. El documento ha podido ser admirado en el Museo Histórico Provincial, como parte de una exposición que conmemoraba el 450 aniversario de la Vera Cruz.

Ha realizado prácticas en la UCA, en los fondos antiguos de la Biblioteca de Filosofía y Letras y el Archivo General del Obispado de Córdoba. También, en el Fondo de Protocolos Notariales de Jerez de la Frontera, estudiando marcas de agua fechadas entre 1392 y 1500. Este último trabajo concluyó con una conferencia en el I Congreso Internacional de Filigranas Digitales, celebrado en Valencia hace dos años.

También ha impartido clases y talleres en Jerez, con motivo del Día Internacional de los Archivos y de la mano de la Asociación Jerezana de Amigos del Archivo, o en los cursos de Patrimonio Histórico del Colegio Argantonio (Aula de Mayores).