Las Callejuelas, escenario de novela

15 agosto, 2017

por Alejandro Díaz Pinto

Ldo. en Periodismo y Máster en Patrimonio Histórico-Arqueológico

Alfonso Pavón presentará su obra CALLEJUELAS. Ni olvido ni perdón el próximo 15 de septiembre en el Centro de Congresos de San Fernando. El barrio isleño sirve como marco real a una historia ficticia que comienza años antes del golpe de Estado del 36.

Tanto Las Callejuelas, barrio surgido al amparo del convento del Carmen, como sus propios vecinos, de raíces salineras y almadraberas, constituyen el marco perfecto para una buena historia. Y el isleño Alfonso Pavón, estudioso empedernido del lugar donde pasó sus primeros años de vida, se ha atrevido a relatarla por primera vez. Así, tras cuatro años buceando en archivos, hemerotecas y abundante bibliografía ha logrado construir un relato donde su protagonista, Antonio, vecino de la calle del Carmen, se declara a una chica de la burguesía isleña con todos los inconvenientes que esto conlleva al inicio de una época como la Guerra Civil.

«La familia protagonista —aclara— es ficticia, pero el contexto espacial y temporal, 100% auténtico», de hecho cita históricos de la época como el alcalde Cayetano Roldán, y muchos apellidos típicos de Las Callejuelas donde, además, «todos tenían su propio mote». Ha sido especialmente cuidadoso tratándose de «una etapa controvertida de nuestra historia cuyas heridas no han cicatrizado del todo», advierte, pero Alfonso no tiene pelos en la lengua. Ni en el teclado. Y es que además de documentación histórica ha contado con una serie de testimonios orales que aportan más valor si cabe al relato: «estas personas, ya mayores, se llevarán con ellos todo sus recuerdos si no les damos voz», indica, orgulloso de haber aportado con este libro su particular grano de arena.

Pero no solo desde la perspectiva política. Pavón también ha ahondado en los aspectos cotidianos de un barrio habitado por jornaleros y pescadores, en esos patios de vecinos que poco a poco van desapareciendo, en su jerga —presente en muchos términos a lo largo de la novela— y, cómo no, establecimientos que existieron en la zona y solo recuerdan quienes tienen cierta edad. Escrito en un «lenguaje sencillo, que llegue a todo el mundo», se ha preocupado de incluir 39 notas al pie para que lectores no isleños y los más jóvenes no se despisten con vocablos como ‘sapina’ o ‘huertafuera’.

La calle del Carmen dirección a San Marcos.

La calle del Carmen dirección a San Marcos.

Conocedor de las almadrabas

Entre los escenarios reales donde transcurren algunos pasajes importantes de la novela se encuentran, cómo no, salinas con nombre propio y hasta «una fábrica de conservas que existió al final de la calle del Carmen y cuyos muros aún persisten, aunque casi nadie los identifica», explica. Esta, «en aquel momento daba sus últimos coletazos». El control que Alfonso posee en torno a la industria almadrabera no es casual, pues desde hace seis años se encuentra inmerso en un trabajo de investigación sobre este tema que aparcó temporalmente para rematar la novela. Sus conocimientos sobre la antigua almadraba ‘Punta de la Isla’, la Fábrica Almadrabera Española, frente al Cerro de los Mártires, y diversas factorías que existieron en San Fernando le han permitido describir con todo lujo de detalles características propias como la estacionalidad del empleo o el mantenimiento de algunos utensilios como el trasmallo. También, las fiestas celebradas al inicio del otoño con motivo del despesque y otras muchas tradiciones que, lamenta, «se están perdiendo».

El autor ya ofreció un adelanto en la última edición de Islacultura, donde compartió las primeras líneas de este libro que sale al mercado bajo sello de la editorial Fanes. Aunque de profesión informático, lo que le ha llevado a cultivar tardíamente su vena literaria, lleva algún tiempo formando parte de la Tertulia Literaria Rayuela junto a escritores como Antonio Díaz (Los años de la ballena), Carmen Orcero (Un titular para un crimen) y Adelaida Bordés (Fideos con caballa), organizadores del citado evento.

Los amantes de la historia isleña identificarán asimismo el antiguo casino de la Alameda reconvertido durante esta época en dependencias falangistas, el Penal de las Cuatro Torres y hasta la propia Iglesia del Carmen o el puente La Baera. Nombres de salinas como El Vicario, San Francisco o El Islote, y caños, como La Corta, harán las delicias de los más ‘cañaíllas’ retrotrayéndolos a La Isla que conocieron hace 80 años mientras las nuevas generaciones disfrutarán con un drama histórico donde se entremezclan géneros como la intriga y el amor entre dos jóvenes de distinto estamento social que «se conocen desde zagales».

«Mi deseo es que enganche, que los lectores se introduzcan en el relato, pero también instruirlos en ciertos aspectos de nuestra historia que desgraciadamente están desapareciendo», concluye.

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