por Alejandro Díaz Pinto
Ldo. en Periodismo y Máster en Patrimonio Histórico-Arqueológico
El isleño vive con tranquilidad las semanas previas a la gala de los Emmys 2017, premios a la excelencia de la TV estadounidense a los que ha sido nominado. Mira a la historia del arte y la fotografía como fuente de inspiración a la hora de desarrollar sus creaciones digitales.
Javier León no ha empezado a preparar su viaje a Los Ángeles. Allí es donde se enterará, durante una gala prevista para el 17 de septiembre, de si ha ganado el Emmy a los mejores títulos de crédito con The Crown. El isleño revisa de vez en cuando la lista de nominados por si ha sido un error pero, en tal caso, poco le importaría. Pese a constituir un reclamo más en el eco internacional de su trabajo tiene claro que lo importante es esto último, sus compañeros de Leonstudio y más de dos décadas de trayectoria profesional.
De hecho es en el plano personal donde piensa que esta experiencia le aportará más: «la quiero vivir a mi manera». No se siente atraído por la pompa de la alfombra roja porque «soy más bien introvertido, me cuesta abandonar mi hábitat natural». Tampoco se ve levantando la estatuilla al pensar, por ejemplo, en la competencia que supone Westworld: «una serie que ha arrasado en las nominaciones, que ya era de oro cuando nosotros aún íbamos por el cobre», explica.
Profesional discreto, alejado de los medios, Javier está viviendo el preámbulo de la gala de forma similar a su selección, hace un año, entre los 200 mejores artistas digitales del mundo según la revista Lürzer’s Archive. Y es que más que un premio, algo que sin duda contribuyó al crecimiento de su proyecto profesional, «lo viví como una anécdota; me hizo ilusión ver mi nombre en la misma revista que observé en un escaparate la primera vez que pisé Nueva York», explica.
«Siempre quise ser infografista»
Desde los 14 años, cuando disfrutaba del programa Metrópolis de TVE. Claro que la infografía entonces no era tan accesible, «el equipo costaba alrededor de tres millones de pesetas y los primeros ordenadores que más tarde salieron con estas prestaciones tampoco eran de fácil adquisición». Así las cosas, acabó matriculándose en Ingeniería Técnica Naval, carrera que no le llenaba y que optó por abandonar al tercer año. Su primera toma de contacto fue, curiosamente, en la universidad, en un departamento donde disponían del equipamiento necesario y que poco a poco fue comiendo terreno a la propia licenciatura, que aparcó definitivamente para optar a una plaza en Pyro Studios, la desarrolladora española de videojuegos más potente del momento. «Quedé segundo en la criba», recuerda, y aunque estuvo dirigiendo el departamento multimedia de una empresa en Pontevedra, no cesó en su empeño. La siguiente oportunidad para entrar en Pyro Studios fue aprovechada y esta vez, con éxito.
«El videojuego más vendido en la historia del software español»
Conseguido el reto, participaría en el desarrollo de Commandos II: Men of Courage (2001), último producto —por entonces— de la empresa española más puntera en el sector. Incluso llegó a comenzar la tercera entrega, pero, finalmente, decidió trasladarse a Inglaterra. «Haber trabajado en Commandos nos abrió muchas puertas, pero allí las condiciones eran infinitamente mejores», recuerda. No se arrepintió. Celebró el nuevo milenio entrando a formar parte de Confounding Factor, nada menos que el estudio fundado por los creadores de Tomb Raider tras abandonar Core Design. Allí trabajó en el desarrollo de Galleon, título destinado a repetir el éxito de su predecesor, sin embargo, «no es lo mismo desarrollar un videojuego para una empresa, que crear una empresa para el desarrollo de un videojuego», expone León en relación a las altas expectativas depositadas sobre el nuevo producto que, finalmente, no se cumplieron.
Pero no tardó en desprenderse del mal sabor de boca. Su siguiente alto en el camino fue Team17, desarrolladora de exitosas sagas como Alien Breed o Worms. Una etapa que recuerda con cariño porque «compartí oficina con los responsables de los videojuegos a los que jugaba con mis amigos cuando era pequeño».
Aardman y Sega, entre sus clientes
Antes de que se gestara el embrión de Leonstudio, Javier dio el salto al mundo de la publicidad, trabajando como freelance para importantes clientes como Aardman Animation. Tanto es así que se planteó dedicarse indefinidamente a ello, pero continuaba en Inglaterra y tanto él como su familia comenzaban a añorar su tierra natal. «Echábamos de menos La Isla y, a raíz de un proyecto, vi la posibilidad de aprender a usar un software que me permitiría desarrollar anuncios desde aquí». Como experiencia previa a su vuelta estuvo trabajando para la empresa catalana Furia Digital, ampliando su cartera de clientes al realizar trabajos para Cruzcampo, BMW y la ONCE. «Es tras el éxito del Rasca de la ONCE (2007) cuando decido instalarme definitivamente en San Fernando», indica, compatibilizando los primeros meses la precursora de Leonstudio, Unchaining, con proyectos en el extranjero.
Leonstudio
Ya en La Isla llegarían sus trabajos con Camino y Ágora, de los directores Javier Fesser y Amenábar respectivamente. Fue la primera vez que estuvo nominado a un premio importante, pero como parte del equipo y no con nombre y apellido como se presentará en la gala de septiembre. También fue contratado por la estadounidense Hornet y, en definitiva, se puede decir que «trabajamos con casi todas las empresas de animación para publicidad». Entre 2010 y 2011 estuvo al frente de Vando Studio, con doble sede entre Barcelona y Cádiz y, más tarde, «nos asociamos con la productora Bent Image Lab, lo cual nos dio un gran impulso». Tras tres años algo aparcado, retomaría la actividad de Unchaining, rebautizándolo como Leonstudio porque «representa nuestra forma de funcionar; los clientes llegan aquí buscando el trabajo que Javier León y su estudio han hecho para otras producciones».
En la actualidad, casi una decena las personas integra el equipo. A veces crece hasta 25 según los proyectos de animación 3D aplicables a diversos sectores como el cine, los videojuegos o la publicidad. Su especialidad es el ‘desarrollo visual’, esto es, «una parte de la fase de preproducción centrada en mostrar cómo se verán las cosas una vez concluidas», explica, «en algunos casos solo nos encargan esto, otras veces continuamos con la ejecución».
Leonstudio trabaja para Elastic, «una de las empresas publicitarias especializadas en títulos de crédito más importantes del mundo». Cuando su director creativo, Patrick Clair, vio el trabajo de Javier León sobre joyería hiperralista en 3D, lo quiso para los créditos de The Crown que le han valido la nominación al Emmy. Algunas muestras sobre la mesa de su oficina parecen, ciertamente, fotografías tomadas a joyería física… aunque no lo son. De ahí el mérito; «los espectadores piensan que existen realmente», advierte.
Mirando al futuro, con los pies en la tierra
«Un estudio en San Fernando que pretenda mantenerse a nivel internacional, debe tener claro su valor diferencial». Según Javier, «nadie va a llamarte para hacer un anuncio de Microsoft, o de Coca Cola, porque muchas empresas lo hacen». Aunque los compatibiliza con encargos más comerciales, sabe que sus proyectos —los más personales— son nuevos para quien los ve. «Es nuestra estrategia de mercado, la que nos defiende ahí fuera». Y para diseñarla, sabe que la fuente de inspiración no debe ser la propia infografía. «Hay siglos de historia del arte, moda, fotografía… que a veces se pasan por alto», explica sobre lo que considera el error de un sector aún muy joven; en otras palabras: «la infografía es la herramienta, pero no el fin».
Para Javier, lo más importante de la nominación no es el premio, sino el empuje que supone para continuar desarrollando sus proyectos más personales, esos que «llenan el espíritu». Tras dos décadas en la profesión, reconoce que «nunca dejo de pensar en el siguiente paso», y aunque sus «experimentos» actuales se centran en el diseño de moda y joyas, aún le queda una meta que alcanzar: diseñar un coche. «Es, junto con trabajar en cine y videojuegos, lo que me propuse cuando empecé en esta andadura».
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