por Vicente Quijano Álvarez

Hay un barrio en La Isla que se baña en la Bahía de Cádiz y que durante muchos años fue cuna de pescadores. Algunas casas, algunas chabolas, alguna finca, como la conocida Finca Nuestra Señora del Carmen, en la calle San Roque, marcaban el territorio del barrio por el que discurrían viejos caminos de piedra y barro.

Hay un barrio en La Isla que es conocido como La Casería de Ossio, cercano a la Glorieta del General Lobo y al barrio de San Carlos. Construcciones de uno o dos pisos conferían uniformidad a su trazado hasta la construcción de Las Tres Torres advirtiendo de que el tiempo pasa y siempre hay alguien dispuesto a imprimir su seña de identidad.

Recuerdo este barrio desde mi niñez y luego el alejamiento por largas temporadas que me conducían a los descubrimientos de sus transformaciones en cada viaje a La Isla, por un lado la uniformidad y, por otro, el aldabonazo de que el tiempo no hay quien lo detenga.

Dicen que los recuerdos de la infancia vuelven porque son imborrables. También ayuda la documentación que utilicé para escribir mi libro El Perdón. Nacimiento de una Cofradía dedicado al Cristo del Perdón. Una Cofradía que nació al amparo de la Iglesia de La Inmaculada Concepción y con el empuje de los vecinos del barrio.

Siempre me ha llamado la atención lo que el nacimiento de El Perdón significó para el barrio, seguramente que rodeado de otras iniciativas, pero me centraré en algunas de ellas: Significó el acercamiento del barrio al centro de la ciudad, una unión necesaria para ambas partes. Aportó el arreglo y adecentamiento de las viejas callejuelas. Y la integración, que promovió su crecimiento como la conocemos en la actualidad.

Pienso en otras cofradías y su repercusión social y religioso pero no sé si habrá alguna que haya hecho tanto por un barrio. Escribía Joaquín Quijano refiriéndose al año 1954: “Los polvorientos caminos, los altos eucaliptos, el puente, la Población de San Carlos, el paso a nivel de la estación, la Glorieta…” remarcando el itinerario que, de manera ya definitiva, incorporaría el barrio de La Casería al entramado del callejero isleño. En estas circunstancias, el 9 de marzo de 1954, ante la inminente salida procesional, se remite por parte de la cofradía escrito al Alcalde indicando que “El tráfico de camiones motivado por el aprovechamiento de la Cantera situada en el camino llamado de La Casería, ha dejado dicho camino intransitable, habiendo desaparecido incluso parte de él, enfrente del Recreo Nuestra Señora del Carmen. También se encuentra en mal estado el camino sobre el Puente de la Casería, donde la elevación de la vía impide el tránsito en dicho puente del Paso.”

A continuación se solicitaba la reparación de dichos lugares y cuyo arreglo se llevó a cabo redundando no sólo en la mejor salida procesional sino también en el adecentamiento de las calles de acceso por tierra al barrio que complementaba el siempre atractivo camino del mar. Pienso en otras cofradías y su repercusión social y religioso pero no sé si habrá alguna que haya hecho tanto por un barrio. Escribía Joaquín Quijano refiriéndose al año 1954: “Los polvorientos caminos, los altos eucaliptos, el puente, la Población de San Carlos, el paso a nivel de la estación, la Glorieta…” remarcando el itinerario que, de manera ya definitiva, incorporaría el barrio de La Casería al entramado del callejero isleño. En estas circunstancias, el 9 de marzo de 1954, ante la inminente salida procesional, se remite por parte de la Cofradía escrito al Alcalde indicando que “El tráfico de camiones motivado por el aprovechamiento de la Cantera situada en el camino llamado de La Casería, ha dejado dicho camino intransitable, habiendo desaparecido incluso parte de él, enfrente del Recreo Nuestra Señora del Carmen. También se encuentra en mal estado el camino sobre el Puente de la Casería, donde la elevación de la vía impide el tránsito en dicho puente del Paso.”

Para que un Patrimonio exista, es necesario que en algún momento de la historia se inicie. Conocer el nacimiento y crecimiento de cada barrio, su por qué, nos llevará a comprender la totalidad enriquecedora que La Isla atesora.