por Alejandro Díaz Pinto

La Fundación Legado de Las Cortes inicia un llamamiento público a través de Change.org para apoyar un convenio de colaboración con Puerto Real que optimizaría el uso de este enclave mientras no concluyen los trabajos de rehabilitación.

Son optimistas al respecto. No en vano lograron por el mismo mecanismo la salvaguarda de la Batería del Portazgo dentro del proyecto para la modificación de Tres Caminos. Los miembros de esta fundación -que tiene como objeto la reivindicación de todo el Patrimonio vinculado a 1810- no desisten en el intento de dignificar el icono isleño por antonomasia dentro de este período histórico. No en vano, explica Francisco León -su presidente- «estamos allí desde nuestro nacimiento como entidad en 2007, cuando ni siquiera habían comenzado las obras de rehabilitación». En aquella ocasión lograron permiso para la limpieza de la ruinosa Batería de San Ignacio, «por entonces, un almacén de neumáticos», y su uso como espacio de musealización temporal. Estas iniciativas continuaron varios años más hasta 2010, la gran celebración del Bicentenario. Pero no se mantendrían. Entre 2011 y 2016 no han podido hacer uso de dichas infraestructuras dada la negativa del Ministerio de Fomento mientras las obras no fueran recepcionadas por el Ayuntamiento de Puerto Real, cuyo PGOU contempla la zona rehabilitada del Sitio Histórico.

Son años en los que sin embargo no ha cesado la actividad de la Fundación gracias al aprovechamiento de otros espacios como El Zaporito o la franja oeste de La Isla y la celebración de hitos como la Batalla de la Poza de Santa Isabel desde 2008. El Puente y sus baluartes continúan en cambo resintiéndose con el paso de los años debido tanto a la acción humana como a la de la propia naturaleza ya que la humedad que absorben los muros provoca la continua caída del mortero que los recubre. «La debilidad de los materiales con los que se llevó a cabo la restauración hace necesarias labores de mantenimiento constantes», opina León sobre algo que escapa al control de la entidad. No así, claro está, con el aprovechamiento público del espacio y su consecuente vigilancia para que el vandalismo y los intentos de expolio no lleguen a buen puerto.

Interior del almacén de San Ignacio: tapiado sin limpieza previa.

Es un hecho que los miembros de la Fundación circulan periódicamente por las instalaciones. Les mueve la vocación, el afán de protección en torno a un Patrimonio que sienten suyo. Por ello han sido testigos de multitud de irregularidades que han puesto en conocimiento de las autoridades: desde vehículos robados hasta el uso de las baterías como picnic improvisado pasando por ocupas o sustracciones ilegales. En mayo recurrieron directamente al Defensor del Pueblo para que tomara medidas tras el levantamiento de unas 20 losas en la Batería de San Pablo -antecedente del gran intento de expolio denunciado hace unos días-. Mandaron copias del escrito tanto a la Delegación Territorial de Cultura como al Ayuntamiento de Puerto Real, pero de su respuesta, recibida el pasado 28 de septiembre, solo se extrae la intención de mediar entre el titular municipal -que ha alegado recientemente la «imposibilidad de estar solo en esto»- y el Ministerio de Fomento -de cuyos presupuestos se cayeron las últimas fases del proyecto- para que Cultura pueda, entonces, exigir responsabilidades. A todo esto se suma la apatía de los distintos gobiernos isleños para completar un nudo entre administraciones que no hace sino demorar la puesta a punto del Sitio, cuya segunda fase -la correspondiente a su término municipal- asciende a 19 millones sin citar el acceso directo desde Puerto Real y la expropiación de la Venta El Inesperado sobre los restos de la antigua Batería de la Concepción.

Así las cosas, desde la Fundación llevan tiempo reivindicando la firma de un convenio que les permita hacer uso continuado del Sitio mientras no aparezca una empresa dispuesta a gestionarlo. «Las visitas guiadas, actividades de ambientación histórica, exposiciones, etc. permitirían ocupar el reloj del día ejerciendo un control indirecto a la par que se lleva a cabo su dinamización», explica el presidente.

De momento se conforman con continuar su labor divulgativa bajo mínimos. «Nos resignamos a hacer lo que nos gusta pero sabiendo que podría ser mucho mejor, que en cualquier otro lugar de España sería prioritario para una administración la puesta a punto de uno de sus símbolos. Uno que en nuestro caso luce hasta en el propio escudo de la ciudad». Eso sí, de establecerse «esperamos que el Ayuntamiento puertorrealeño se implique también con un empuje promocional, máxime cuando los primeros planos del Carenero cumplirán 300 años en 2017, coincidiendo con la llegada a Cádiz de la Casa de la Contratación».