Natalia Gómez Torres
Gda. en Historia
Es muy poco lo que se conoce de estos dos hermanos mártires del siglo IV d. C, ya que los estudios académicos sobre estas personalidades brillan por su ausencia.
Según la hagiografía, San Servando y San Germán eran hermanos, posiblemente hijos del centurión San Marcelo y oriundos de Mérida, aunque Fray Jerónimo de la Concepción en su obra El emporio del orbe sostiene que nacieron en Jerez. Sin embargo, atendiendo a las fuentes históricas, nos percatamos de que la obra clásica de Prudencio, el Peristephanon o Libro de las Coronas, se dedica a hacer alusión a los mártires hispanos y ni tan siquiera los menciona. Por otra parte, profundizando aún más en las fuentes nos percatamos que tampoco aparecen mencionados en la obra de las Actas de los Mártires y esto es debido a que la información que nos llega sobre los martirios nos llega a través de actas si fue un proceso judicial.
Por esta razón la Passio Seruandi et Germani es una pasión y no un acta, ya que no contamos con ningún documento que exprese el proceso judicial del martirio, pues en definitiva tan solo contamos un texto redactado por un hagiógrafo. Sin embargo esta pasión se sale de la norma y del estilo hagiográfico, pues siguiendo el patrón nos encontramos que, en la mayoría de los casos, las victimas del martirio serán juzgadas por un pareces y normalmente se hallan alusiones al pareces Daciano, pero en la pasión de San Servando y San Germán esta figura es sustituida por la de Viator, un prefecto que no consta en la prosopografía romana, pues hacia el año 300 d. C. era Calpurniano quien ocupaba el cargo de prefecto, hecho que comprobamos en la Pasión de Santa Eulalia de Mérida, coetánea de San Servando y San Germán.
Será en el siglo XVI cuando eruditos gaditanos como Francisco Meliton de Memige, Fray Jerónimo de la Concepción, Suárez de Salazar y Agustín de Orozco entre otros, comiencen a escribir sobre esta pareja de mártires que sufrieron el martirio en Ursiano, un paraje totalmente desconocido en la toponimia y que tan solo aparece en los textos hagiográficos. Según la tradición, se ha establecido que Ursiano se corresponde con el conocido Cerro de los Mártires de San Fernando, pues así lo reflejaban en sus obra los autores citados anteriormente, quienes publicaban estas obras con el fin de promover que Cádiz tuviera unos patrones, lo cual se hizo realidad en 1619, cuando Paulo V lo emitió en una bula papal.
Según estudios recientes, como el de Joaquín Pascual Barea, esta tradición de situar Ursiano en San Fernando cada vez es más rechazada, pues dicho autor lo sitúa en el Valle de Ojén según un análisis filológico del término Ursiano. Sin embargo, sea Ursiano el Cerro de los Mártires o no, lo que no debemos dejar pasar por alto es la gran vinculación que tiene la población con estos mártires, ya que fueron nombrados nuestros copatronos, lo cual siguen siendo a día de hoy.
Por otra parte hallamos alusión a ellos en una obra pictórica de 1862, realizada por Sánchez Márquez con motivo de una visita de la reina Isabel II a San Fernando. En dicha pintura encontramos tres franjas que aluden a los elementos más característicos de la localidad, una mano celestial con un tallo florado en representación del patrón San José, una colina en referencia a la zona más alta de San Fernando donde pudieron recibir el martirio los santos Servando y Germán y, por último, el Puente de Zuazo.
Desde 1865 hubo interés en construir una capilla lo cual no se aprobó hasta que pasara algo más de una década. Desde la emisión de la bula papal de Paulo V en 1619, San Servando y San Germán han sido considerados patronos de la diócesis de Cádiz aunque un par de centurias más tarde fueron designados como copatronos de San Fernando por la vinculación de este territorio con estos mártires.
Desde finales del siglo XIX una gran cantidad de población de Cádiz, Chiclana, Puerto Real y San Fernando comenzaron a asistir a la Capilla del Cerro. Con el devenir del tiempo esta costumbre fue quedando en su segundo plano y las imágenes de San Servando y San Germán fueron quedando en el olvido y por ende, en el deterioro.
Cuando San Servando y San Germán fueron designados patronos de la ciudad, Meliton de Memige narraba en su obra que se mandó hacer unas efigies de los santos a los que alude como escultura de bulto cuando acontece la concesión del patronazgo. Sin embargo, esto en San Fernando no ocurre, primero porque no tenemos constancia de que ningún momento se mandara hacer unas imágenes de los mártires y en segundo lugar porque las primeras imágenes de San Servando y San Germán eran las de San Crispín y San Crispiniano que estaban en la Iglesia Mayor y así queda recogido en una noticia de un periódico de 1902 que se halla entre los Fondos Documentales del Archivo Histórico Municipal de San Fernando, la cual dice así:
(…) Como en algún tiempo Ntra. Sra. De la Merced venerada en la Iglesia Mayor de esta ciudad fue hermandad de los zapateros, con este motivo se veneraban también lateralmente á dicha imagen la de los santos Crispín y Crispiniano como patronos de dicho gremio cuyas efigies fueron transformadas en la de los santos Servando y Germán por su mucho parecido y trasladadas á la Capilla del Cerro de los Mártires (…).
Estas imágenes que fueron llevadas a la Capilla permanecían allí todo el año y en la década de los 70 del pasado siglo fueron victimas de la barbarie y del vandalismo porque sus extremidades amputadas. Dichas imágenes según la prensa local de los Fondos Documentales del Archivo Histórico Municipal fueron restauradas por el conocido escultor Alfonso Berraquero junto a un grupo de devotos de la Hermandad de Mater Amabilis y son las que actualmente procesionan cada año desde la Parroquia del Buen Pastor al Cerro.
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