Sobre un puente llamado ‘Suazo’

7 octubre, 2015

por Hilda Martín García

El lienzo de una muralla reforzada o el pretil de un puente bien pertrechado puede suponer la diferencia entre vivir o morir.

Corría el mes de Diciembre de 1808. Se clausuraba un año de susurros de guerra con un sainete, el ‘Mundo Nuevo’ y la opera en un acto, ‘El Colérico’. El teatro principal de Cádiz, iluminado, como obsequio de recibimiento al Señor Félix Jones, parecía vivir en un mundo paralelo en el que la guerra y los fusilamientos del 3 de Mayo en Madrid no se hubieran producido. Se cerraba un año de tragedia para comenzar un año de desgaste y desafío.

El instinto de protección del ser humano y el deseo de sobrevivir puso en marcha la operación de mejora de las fortificaciones y defensas.

Y en la Isla, sobre la base de un viejo acueducto romano que traía el agua desde el Tempul, se tejió con maestría un tramo de piedra que sobre el agua celeste del Sancti Petri, aunó dos porciones de tierras andaluzas, gaditanas e isleña. Y, como un brazo perpetuamente tendido entre dos frentes armados, supuso la esperanza, el miedo, la desolación y el triunfo en diversas épocas, con distintas banderas e insignias. Obra de hombres preparados para rechazar a hombres valientes. Fuertes, golas, flancos, baterías y embocaduras destruidas y rehechas en la angustia de la guerra.

Un muro, el lienzo de una muralla, un puente como única separación entre la vida y la muerte.

Y junto a este, aquel ‘Castillón de León’ del que habló Fray Jerónimo de la Concepción en 1660, hoy castillo de San Romualdo, con una torre de 12 varas de ancha y quince de alta que a modo de Torre del Homenaje servía de defensa en la cabeza del Puente de Suazo.Entre levas y alistamientos, era importante retomar la mejora de las defensas de la ciudad. Pero el primero de los bastiones a presentar en su máximo esplendor era un puente, el primer dique de contención de un ejército de valientes. Un puente separado de Cádiz por solo dos leguas y media, poco espacio para socorrer, demasiado para ignorar.

A ésta se le añadió una batería semicircular con once cañones para defender la entrada del río. Al lado opuesto de la torre se construyó la avanzada cerrada con su rastrillo que presentaba troneras, algunas hacia la entrada del río y otras hacia el mar, que impedía la entrada por el caño a cualquier embarcación por el fuego cruzado desde la torre y los diez cañones situados en la avanzada. Esta batería se construyó en 1772 y se le añadiría más tarde otra de tres cañones en la playa que hay fuera del castillo, a la que se llamaría de la barca. Estas baterías contaban con hornillo de bala roja, servidas por la Artillería de Cádiz. Las balas rojas eran proyectiles candentes, calentados al fuego antes de introducirlos en el ánima del arma y disparados a corta distancia con la intención de incendiar la nave del adversario, acertarle con el proyectil quemante a la santabárbara, provocando la ignición de la pólvora almacenada.

La descripción que hace Hurtado según planos de Gaver, nos hablan que en el reducto o cabeza de puente habría espacio para unos dieciséis cañones y que serían las llamadas baterías de Concepción y de Santiago.El Puente como tal, tenía su cabeza y gola, y en ambos había un reducto sencillo capaz para 16 piezas, rodeado con un foso de agua que por uno y otro lado comunicaba con el caño de Sancti Petri.

Un reducto compuesto de dos iguales que comprenden el camino en medio con su rastrillo, capaces cada uno por su frente de cuatro cañones que barren los intermedios de su cortina correspondiente, y terreno opuesto, con iguales fuegos a sus costados contra los arrimos, por las salinas y otros en el reducto por la espalda, por si se sucediese algún bombardeo por el río; en todo 17 cañones.

Junto a estas y siguiendo la descripción de Hurtado, habría un fuerte avanzado con dos baterías a ambos lados del camino con un foso excavado en el fango: San Pedro y San Pablo.

Frente a esta, la batería de San Felipe, que no aparece en los planos de Gaver pero si en la descripción que hace Huet. Su misión era impedir con sus diez cañones, defender el puente de los navíos procedentes del Atlántico por el caño.

Hurtado nos habla de otro reducto, el que se encuentra en la gola del puente, al lado de la Isla de León que, a su vez, se dividiría en dos reductos: el de la batería baja que miraría al pueblo con dieciséis cañoneras y el de la batería alta con diez cañoneras que miran al mar, al río y a la entrada de la isla unidos por una escalera. Todo rodeado por un foso de agua. Fue la llamada batería de Suazo.

Cubre su cabeza con batería alta y baja para batir las inmediaciones que están completamente descubiertas por la distancia regular que hay hasta las primeras casas del pueblo.

Pero Hurtado y Huet coinciden en que habían otros lugares por los que es posible la entrada de los enemigos por la costa y playa de Santa María desembarcando hacia el puesto de vigilancia de Caballería, de las Alcantarillas, actual Camposoto, a pesar de la vigilancia desde el Castillo. Por lo que sin tocar siquiera el puente, podría producirse la entrada de tropas enemigas hasta el Arsenal de la Carraca y tomar La Isla. Por ello coinciden en la necesidad de fortificar y armar el Cerro de los Mártires.En el pretil del puente se asentarían piezas que mandarían sus fuegos al Sur. Hurtado habla de hasta diez cañones los que junto a la batería de San Felipe y la propia situación del puente le hacía inexpugnable.

Junto a el Puente el Carenero, construido sobre basamentos romanos. Importante a partir del descubrimiento de América como lugar de atraque para la reparación de embarcaciones procedentes del comercio indiano. Será en los siglos XVI y XVII cuando obtiene la denominación de ‘Real Carenero’. Sus actividades consistían en la fabricación de motonería, lanas y jarcias además de almacenes de aprovisionamiento, e instalaciones de carenas.Como en las tres leguas que de aquí distan a Cádiz no hay ninguna defensa, por aquí puede introducirse sin estorbo en el pueblo de la Isla de León cualquier enemigo que hubiese desembarcado en dicha playa y dirigirse a Cádiz igualmente.

Para la reconstrucción y mejora de las defensas, ante la llegada inminente de las tropas enemigas, se hizo necesario el avituallamiento de los almacenes y decretar la leva forzosa de mano de obra que sirviera en la fortificación de los lugares más castigados por ofensivas anteriores, debido a lo importante de su ubicación. Una de las primeras medidas tomadas por la Junta Central sita en el Alcázar de Sevilla fue la formación de una junta de defensa o fortificación tanto de la plaza de Cádiz como de la Isla de León. No se trataba solo de solventar una obra de ingeniería, otros muchos eran los elementos necesarios para la consolidación de la resistencia: víveres, mulas, armas, soldados.

A la atención del Ministro de la Guerra. Oficio del Marques de Villael sobre la necesidad de fortificar la plaza de Cádiz:

Como consecuencia de lo manifestado por usted en carta del día 2 de este mes sobre la representación del Mariscal de Campo Dº Josef del Pozo y en vista de lo informado por la Junta Provincial de Sevilla, ha resuelto la Suprema Central y Gubernativa del Reino en el Real nombre del Rey Nuestro Señor Dª Fernando VII, que Pozo proceda a la construcción de las obras propuestas para la mayor defensa en el Puente de Suazo, que se forme la Junta de Defensa como la hubo en otras ocasiones que pondrán también en el mejor estado las defensas de los Fuertes de Luis y Matagorda que están en la costa Norte, si se considera útil o tomase providencia para que en el caso de que por un accidente inesperado, avanzasen los enemigos, no puedan perjudicar a dichos fuertes, debiéndose entonces retirar la artillería de la expresada costa del Norte. Y finalmente autorizo a usted para que tome todas las medidas que tenga por convenientes y estime precisas a la seguridad y defensa debidas. De orden de su Majestad lo comunico a usted para su cumplimiento. Dios guarde a usted. Palacio del Alcázar de Sevilla 27 de Diciembre de 1808. Coronel y Comandante General.

Durante los meses finales de 1808 y en enero y febrero de 1809, la correspondencia entre el Marqués de Villael y el capitán general de Andalucía en la Junta de Sevilla se multiplica. La necesidad de mejorar las defensas de la Plaza de Cádiz y de la Isla de León junto a la mejora de las instalaciones militares de la zona aparece con una extraordinaria fluidez. Se intuye el riesgo que corre la zona tras la caída de otras ciudades españolas. Se acelera la preparación para la guerra. Todos los recursos son pocos y la fuerza de hombres perspicaces y motivados mueve hacia el correcto uso de los medios con los que cuentan. Como muestra de esa correspondencia, algunos casos en los que podemos comprobar la minuciosidad con que se preparaba todo:

Excmo. Sr. La falta de ingenieros con que se halla esta Plaza a pesar de los distintos y separados objetos que tiene su defensa me ponen en la precisión de suplicar a S.M. de acuerdo con la Junta de defensa que Dº Antonio Prasts, Ingeniero Ordinario del Departamento de Marina no se separe de la Carraca y Puente de Suazo en lugar de pasar a esa Corte donde parece que está llamado, y espero que vuestra excelencia lo ponga en noticia de S.M. y su soberana deliberación. Dios guarde a vuestra excelencia en Cádiz 4 de Febrero de 1809. Excmo. Señor marques de Villel conde de Darmiens. Excmo. Martín de Garay. (Documento VI)

Puente de Suazo. Se han hecho 3 garitas nuevas. Se han errado 90 ruedas de careñas de Marina. Está al concluir el camino que acorta el tránsito de los reductos de la derecha y de la salida del Puente de 190 varas de largo y 5 de ancho. Se está abriendo un foso a los Baluartes de las salinas en el camino que va a Puerto Real. Se ha abierto una entrada en la tapia del baluarte que da comunicación al Baluarte de la izquierda por el camino nuevamente construido Se ha empezado a a derribar los morlotes que miran a la Isla y abrir los fosos que tienen por delante. Se empieza a preparar los efectos que se necesitan para abrir el ojo grande del Puente. Se han remitido algunas ventanas del tránsito del Puente. Y se han principiado a ejecutar salchichones. Cádiz 4 de Febrero de 1809, Francisco Hurtado. (Documento VII)

Excmo. Sr. Paso a manos de vuestra excelencia el adjunto plana par la defensa de la Isla de León que me ha dirigido su Gobernador Dº Francisco Javier Uriarte y hecho por el capitán de milicias de aquella villa Dº Cristóbal Sánchez de la Campa, hombre de gran conocimiento de las salinas que la circundan Por si merecieses la aprobación de S. M. Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años, Cádiz 3 de Febrero de 1809. Excmo. Señor marques de Villel conde de Darmiens. Excmo. Martín de Garay” Formación de la Junta de Defensa del Puente de Suazo Enero de 1809. Archivo Histórico Nacional. (Documento VIII)

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