por Alejandro Díaz Pinto
El paradigma gaditano del Neoclásico en su vertiente más popular se suma a los atractivos de la ciudad de San Fernando.
Nueve años se han necesitado para que la Capilla del Cristo, aquella en torno a la que se configuró el ‘barrio del monte’ en La Isla siglos antes de la actual, vuelva a abrir sus puertas a los feligreses. Y lo que es más interesante para los lectores de este portal; a los amantes del patrimonio histórico-artístico de San Fernando.
Los vecinos del barrio han recibido con los brazos abiertos al Obispo Rafael Zornoza para una homilía que se ha prolongado más de una hora. Posteriormente tuvieron la oportunidad de admirar el resultado del trabajo llevado a cabo por la escuela-taller Cristo Viejo que dirigió la Dra. en Arte y Humanidades Yolanda Muñoz Rey entre 2009 y 2011. Iniciativa que no tuvo la ocasión de culminar la obra por irregularidades respecto a la subvención solicitada a la Junta de Andalucía pero que, por suerte, culminó el 95% de los trabajos a excepción de una parte de la policromía del retablo principal y la reposición de la solería.
Los altares laterales se muestran ahora en todo su esplendor, marmoleados con sus tonos originales y anclados a los muros de forma que no sufrirán los efectos de la humedad. El mayor -que solo presentaba restaurado el banco hasta la disolución de la escuela- ha sido finalizado con colores que a grandes rasgos recuerdan a los originales. Las paredes, por el contrario, tienen sus pilastras y molduras pintadas de albero, lo que no se corresponde con la esencia natural de este templo popular. Lo mismo ocurre con el suelo, en origen de espigas de barro -como evidencian las fotografías que Muñoz Rey incluyó en su libro La Capilla de la Vera Cruz de San Fernando– y que la parroquia, encargada de concluir la obra, ha decidido cubrir de losas de mármol ajedrezado.
Católicos o no, los isleños podrán admirar en adelante este ejemplo popular de la arquitectura neoclásica -uno de los pocos que existen en la Bahía- y deleitarse con sus balaustradas, el techo de carpintería a dos aguas y unos retablos que cuentan con varias anécdotas reseñables. Se espera, de hecho, una próxima visita al templo de la mano de la responsable de su restauración para aprender a contextualizar sus singularidades.
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