por Mercedes Pérez Cruceira

Lda. en Flología Hispánica y profesora de Lengua Castellana y Literatura

Hace ya casi 154 años, un 7 de octubre de 1863, cuatro hermanas Carmelitas Vedruna llegaban a San Fernando para encargarse de la educación y crianza de un grupo de niñas huérfanas. Eran las hermanas Rosa Cendrós, Josefa N., Luisa Barredo y la madre Rosa Roca como Superiora. Llegaron acompañadas por el padre Bernardo Salas y la Madre Teresa Prat. Su misión: atender a un grupo de huérfanas a petición de la Asociación de Señoras de S. Vicente de Paúl.

Rafael Aguilar y D. Miguel Ángel Desmassieres, Marqués de Montilla, se hicieron cargo de esta petición y, estableciendo contacto el Marqués de Montilla con su prima la vizcondesa de Jorbalán (Madre Sacramento), es aconsejado por ésta para que sea la institución de las Terciarias la que se encargue de tal labor, pudiéndose ocupar de ello dos hermanas solas cuyo estipendio era de una peseta diaria. Ella misma se encargaría de tratar el asunto con la Superiora. Sus gestiones fracasan porque las Terciarias no podían establecerse en tan corto número y aconseja a su primo que se entendieran directamente con el superior de Vich.

Tres años más tarde, llegan a San Fernando las cuatro hermanas Carmelitas Vedruna citadas y se establecen en una casa de la calle Real, a las afueras de la ciudad, cerca del convento de los Carmelitas descalzos, una casa viejísima que había sufrido un incendio. Tuvieron que vivir en condiciones pésimas, sufriendo las amenazas e incluso disparos de un grupo de jóvenes que habían sido privados de los bailes a causa de su llegada. Quince meses habitaron en este lugar y el 1 de enero de 1865 se trasladaron a la plaza de Viñuelas (actual Gral. Rodríguez de Arias), a una casa proporcionada por el señor obispo capuchino Fr. Félix de Arrieta. Aquí pudieron vivir con mayor comodidad y hasta tener su pequeño oratorio. El número de huérfanas atendidas por aquel entonces por las hermanas no era superior a 25 y se sostenían gracias a las limosnas aportadas y a labores como lavar, coser y planchar.

Casa de la Plaza Viñuelas que posiblemente albergó a la comunidad entre 1865 y 1886.

En 1870 y en 1872 estuvieron a punto de cerrar la fundación, pero en esta última ocasión el apoyo del Ayuntamiento hizo posible su continuidad. Las hermanas habían establecido también en el mismo lugar unas clases externas de pago para niñas cuyos ingresos hacían posible el mantenimiento del asilo.

El lugar se queda pequeño y se va deteriorando con el paso de los años por lo que en 1886 se trasladan a una casa de la calle Colón, donde hoy se encuentra el colegio. La compra de esta finca se firma el 26 de julio de 1888 y se celebra por primera vez una misa en este lugar el día de S. Pedro. Era una casa muy amplia con un buen jardín y una huerta que había sido antes hospicio de S. Juan de Dios. Recuerdo de esta congregación queda en el símbolo de la granada en el brocal del pozo, en lo que hoy todos los alumnos conocen como ‘el patio del pozo’, la parte más antigua que se conserva actualmente.

Hasta 1940 las hermanas siguen manteniendo el asilo para huérfanas y el colegio para niñas externas, pero a partir de entonces deja de ser asilo y se mantiene como centro educativo. A partir de estos años el colegio va sufriendo una serie de reformas y ampliaciones (la capilla en 1961, 1964 y 1966; nuevos pabellones en 1969). Actualmente se siguen haciendo reformas, adaptando el lugar a los nuevos tiempos.

Hoy en día un grupo de profesionales seglares católicos comprometidos continúan la labor que iniciaron aquellas hermanas hace 154 años, transmitiendo los valores Vedruna legados por Sta. Joquina y colaborando en diversos proyectos solidarios de nuestro entorno, y en aquellos promovidos por las hermanas en otros lugares del mundo.

Datos extraídos del Colegio de Ntra. Sra. del Carmen (Carmelitas de San Fernando)